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Cruz y cara de la integridad empresarial

Por: Mariana Monserrat Ramos Turrubiartes
Auditora interna del SGC ISO 9001; emprendedora y jefa del departamento de idiomas de la Normal del Estado de SLP
marianart08@gmail.com

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Desde la antigüedad, en el momento en el que las personas comenzaron a vivir en comunidad, la conducta de regulación moral ha sido un pilar para el bienestar de las agrupaciones. La integridad empresarial, además de ser el mejor activo de las empresas a nivel mundial, ha sido un tema que, en la actualidad, se ha convertido en una preocupación que radica en la demanda social ante la incertidumbre y acusaciones no fundamentadas que se consideran inmorales.

Cuando hablamos de ética e integridad, hablamos de una ciencia que analiza el comportamiento moral, de manera específica la conducta; definida como una guía para la excelencia humana en las organizaciones de negocios donde la calidad humana es el eje central de cualquier acción dentro y fuera de los espacios laborales. Es este factor un aspecto determinante en el éxito o fracaso de las empresas, no sólo por el hecho de que pertenecemos a una etapa en la que la transparencia y la responsabilidad social se han vuelto una exigencia, sino porque permite que, con el paso del tiempo, se mantengan buenos resultados.

Al trabajar con clientes y ser proveedores de servicios, se espera de las empresas que sean competentes y que esta competencia no sea sólo un dominio de los conocimientos, sino una serie de acciones que demuestren su calidad e integridad. Las compañías han comenzado a crear mecanismos que encaminen a las organizaciones hacia un comportamiento más ético, abarcando diferentes dimensiones; las externas, aquellas que reflejan la relación de la empresa con la comunidad, y las internas, que integran las relaciones laborales y la ética.

La práctica de la ética no es exclusiva para corporaciones de gran magnitud, las pequeñas también requieren de las mismas acciones, ya que, aunque pudiera parecer que la ética es una imposición de normas, evita que la esencia de cualquier profesión sea viciada. En otras palabras, es conocer la diferencia entre lo que tienes derecho a hacer y lo que es correcto. Una empresa íntegra es más competitiva y para que esto suceda debe haber un líder ético, capaz de guiar a su equipo a los triunfos económicos, sociales y laborales necesarios, de manera que estos comportamientos promuevan de manera positiva su reputación ampliando sus oportunidades para obtener ganancias.

Sin embargo, existe la otra cara de la moneda, ¿cuál es la importancia de la implementación u omisión de las prácticas éticas en los resultados de una compañía? La medición de si una acción es correcta o incorrecta a la vista de los valores de una empresa puede tener un lado negativo. Aplicar u omitir acciones influye en el entorno de un corporativo. Cuando un líder muestra una conducta negativa, se crea una cadena de malos hábitos éticos en las personas a su alrededor. Poner como pilar la corrupción o la obtención de ingresos se vuelve una bola de nieve que puede destruir a una empresa sin antes conocer su proyección real, el dinero y las utilidades son la motivación más mediocre, ya que no es más que el resultado de un proceso escalonado de actividades administrativas.

Contar con personal que demuestre calidad humana y responsabilidad social empresarial ha sido la solución a la permanencia de los clientes, gracias a que la calidad y la calidez crean redes de confianza interna y externa generando ambientes de crecimiento y armonía laboral, permitiendo una medición constante de progresos reales y transparentes.

Sea cual sea la función de las personas de un corporativo es idóneo que tengan prácticas éticas, como la protección del know how de la empresa a la que representan, los derechos humanos, la garantía de la seguridad y la calidad en procesos operativos, publicidad adecuada –evitando información engañosa– y la transparencia. Es por esto que las empresas deben cuestionarse constantemente ¿qué motivo estoy compartiendo con mis grupos de interés para generar estas acciones? Sabemos que hay un largo camino por recorrer en temas de mejora y progreso ético, pero considero relevante añadir que el proceso es algo que no termina y el que exista una insatisfacción en este sentido permitirá dar un paso adelante para contar con un equipo más preparado, justo y honesto.