Correr es, sin duda, el más universal de los deportes. Es fácil iniciarse y se puede realizar de forma eficiente sin mucha preparación de por medio. Hay quienes corren un poco y quienes optan por participar en trayectos largos y difíciles.
Muchos mitos rodean la historia de las carreras de fondo. Uno de los más populares existe desde 1896, año en el que se celebraron los primeros Juegos Olímpicos. Los creadores de aquella justa deportiva decidieron conmemorar la Historia de Filípides, un soldado que recorrió 40 kilómetros, desde la región de Maratón hasta Atenas, en Grecia, dando origen a lo que conocemos como maratón. Hoy en día es una de las máximas pruebas de resistencia para cualquier deportista. Recorrer 42.19 kilómetros no es sencillo, aunque es una de las actividades que conglomeran a expertos y principiantes con sed de aventura y metas individuales.
Estas competencias reúnen a grandes cantidades de corredores y han generado toda una industria en torno a su organización. Sobra decir que existen exponentes como los considerados majors. Estas carreras son las más importantes por su tamaño, los atletas de elite que participan, los récords que se ostentan y, por supuesto, la ciudad que los aloja. Estos son los maratones de Boston, Londres, Nueva York, Berlín, Chicago y Tokio.
Y aunque la práctica del deporte no requiere de mucho material, el desarrollo de una carrera tiene requerimientos indispensables que pueden elevar costos. Sin embargo, hay diferentes formas de cubrir estos gastos, generando así un negocio redituable para empresas privadas, organizaciones sin fines de lucro u otras acciones altruistas.
De acuerdo con medios especializados, se calcula que una justa atlética que recibirá un volumen de 2,500 a 3 mil personas puede costar poco más de 1 millón de pesos. Por lo tanto, una inscripción de 333 pesos cubriría lo básico.
Entre dichos requerimientos pueden estar un servicio de inscripciones, ubicación de carrera, abastecimiento e hidratación, servicio médico y sistema de premiación y jueceo. También es importante considerar que existen cuotas por cerrar vialidades, renta de espacios para llevar a cabo trámites y un staff de apoyo. Para poner un ejemplo, los organizadores del Maratón de Nueva York invierten entre 30 y 120 mil dólares para contar con presencia policiaca durante la carrera.
Muchas empresas y marcas ven una fabulosa oportunidad para promocionar sus productos y servicios. Esto provoca un fuerte flujo de efectivo en patrocinios, brindando ingresos en especie o bien la cobertura de alguno de los servicios antes mencionados. Esto hace que parte de los costos se convierta en ganancias netas.
Otro ejemplo, desde el 2008 el dueño del Maratón de Chicago es el Bank of America y tiene entre sus patrocinadores a marcas como Nike y Gatorade. Si se hace la relación inscripción/corredores, veríamos un cálculo que involucra el precio promedio de inscripción de 200 dólares y un cupo limitado a 45 mil participantes. Lo que podría suponer 9 millones de dólares para organizar el evento.
Para el 2019, Chicago tuvo una derrama económica de 378 millones de dólares, de los cuales casi 23 millones fueron destinados a obras de caridad. Esto significó la generación de más de 2 mil empleos, ocupación hotelera a tope y un sinnúmero de transacciones comerciales en torno al fin de semana de competencia.
Todo gracias a una carrera de domingo.