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ESTILO Y VIDA

Decir que no sin culpa

Por: LN. Laura Sánchez Flores
Terapeuta especialista en cognición, lenguaje y biodescodificación
sanlauris@hotmail.com

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¿Te ha pasado que tienes muchas cosas que hacer y cuando alguien te pide hacerle un favor te da pena o sientes que serás grosero si dices que no?, así que te llenas de más actividades y terminas por fatigarte de más, o quedando mal con todos.

Para gozar de una buena salud y relaciones con los demás, es importante que digas que “no” cuando sea necesario. Al poder limitar nuestra acción, estamos respetando el tiempo y los derechos de los demás y los nuestros.

Nacemos con la libertad de elección y es a través de la educación y el medio que nos rodea que vamos integrando creencias que dirigen el cómo actuamos ante los demás. No existe ninguna ley que diga que debes decir que sí a todo. Al poner este límite tendrás más tiempo para trabajar en lo tuyo, te liberarás del estrés que se genera al sobrecargarte de actividades.

Debemos tomar en cuenta que cuando decidamos decir que no, lo hagamos con respeto y sin lastimar al otro. Hay ciertos aspectos a tomar en cuenta para tener una negativa asertiva.

Primero debes saber que tienes derecho a decir que “no”, así que no hay por qué sentir culpa. A veces cuando le decimos que no a algún familiar o ser querido, sentimos que somos malos o egoístas, pero no es así, simplemente estamos siendo honestos y respetando nuestro tiempo.

Siempre se presentan desacuerdos entre las personas, es parte de la convivencia. Como dice el dicho “no somos monedita de oro”, y tienes que tomar eso en cuenta, el querer agradar y no tener conflictos puede ser la causa por la que no estés poniendo este límite.

Considera que las primeras veces que te atrevas a decir que no, sentirás algo de angustia o ansiedad, que es lo que después se convierte en culpa. En ese momento debes estar consciente de que ese sentir es pasajero y que estás aprendiendo a poner un límite sano para ti, eso debe ayudar a disminuir tu sentir.

Es cansado y agotador vivir para los demás, con el tiempo verás que es mejor la sensación de decir que no, a decir que sí y quedar mal. Tus actividades serán prioritarias y, si tienes tiempo y ganas, podrás apoyar a los demás con sus actividades o lo que te soliciten.

El sí y el no son dos palabras que no dan lugar a la ambigüedad, así que úsalas de manera correcta. Evita dar demasiadas excusas, debes ser firme en tu respuesta, porque ya la pensaste y analizaste las consecuencias de decir una u otra.

Hay un ejercicio que puede ayudar a que estés preparado para decir no cuando sea necesario, consiste en realizar una lista de todas las situaciones en las que no puedes negarte y después te causan conflicto. Ordénalas de la más difícil a la más sencilla. Después haz un análisis del porqué no logras poner ese límite y piensa qué hubiera pasado si les dices que no.

Como en el teatro, practica ante el espejo cómo sería decir que no, así se hará sencillo la siguiente vez y como ya tienes la lista de situaciones bien analizada, resultará más fácil para tu cerebro responder y hacerlo libre de culpa.

Puede ser que tengas que decir que no, pero sí quieras ayudar, así que ofrece diferentes alternativas para resolver lo que te pidan y no sentirte mal. Quizá tú tengas mejores opciones de solución que la persona que te solicita el favor y juntas puedan arreglarlo de mejor manera.

Y siempre toma en cuenta tu sentir, al momento de escuchar la petición, revisa lo que tu cuerpo te dice, cómo reacciona, hay alguna tensión en músculos, sientes como “patada en el estómago”, esos indicadores serán la pauta para decir que no y como liberación de culpa ofrecer una alternativa a la petición del otro.