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Del storytelling al storysharing, la diferencia que construye confianza

Por: Yesenia Becerril
Estratega de negocios B2B, Maestra en Dirección de Mercadotecnia
in/yeseniabecerril

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Hoy en día, las organizaciones recurren al storytelling como si fuera la clave definitiva para construir vínculos emocionales con su audiencia. La frase “contar historias nos hace humanos” se ha repetido tantas veces en conferencias, estrategias y planes de marketing que parece haberse convertido en una verdad absoluta. Sin embargo, la realidad exige ir más allá. Sabemos que, en múltiples canales, encontramos un sinfín de contenidos, por lo que no necesitamos más mensajes, sino mejores. Para generar impacto no es sólo contar una historia, sino compartirla: abrirla, hacerla colectiva y permitir que se transforme con la voz de los demás.

Un estudio del sitio web Sprout Social reveló que el 86 % de los consumidores considera la autenticidad como un factor esencial al decidir qué marcas apoyar. Este dato demuestra que los públicos actuales no buscan historias impecables y aspiracionales; requieren narraciones reales, humanas y cercanas. Aquí surge la diferencia, mientras el storytelling se centra en cautivar a través de un guion controlado, el storysharing invita a las personas a participar, empatizar y apropiarse del mensaje.

El storysharing exige valentía y coherencia. Significa renunciar al control absoluto del relato, aceptar que puede ser cuestionado y enriquecido por nuevas perspectivas. Implica abrir espacios de diálogo en lugar de imponer discursos cerrados. Para las marcas, esto representa una oportunidad poderosa: pasar de una narrativa unidireccional a construir comunidades que se sienten vistas y escuchadas.

En el liderazgo ocurre lo mismo. Los líderes que comparten sus anécdotas de forma auténtica –mostrando dudas, aprendizajes y momentos vulnerables– construyen credibilidad y cercanía. Un directivo que habla abiertamente de los retos detrás de una transformación digital o de los errores cometidos inspira más credibilidad que aquel que sólo presume éxitos. El storysharing no busca impresionar, sino conectar desde la verdad.

Compartir experiencias también es un acto de generosidad. Supone dejar que el relato evolucione más allá de uno mismo y se convierta en un espacio de construcción colectiva. Esto va más lejos que la viralidad o el alcance inmediato; se trata de construir relaciones basadas en la confianza, la empatía y el compromiso a largo plazo.

Hoy la transparencia no es sólo una expectativa, sino una exigencia creciente en el mercado. Las organizaciones y los líderes que optan por el storysharing están mejor preparados para construir comunidades leales y sostenibles, porque convierten sus narraciones en espacios de participación genuina.

La próxima vez que definas tu historia, pregúntate si estás simplemente controlando un mensaje o invitando a tu audiencia a ser parte de él. Esa decisión determinará no sólo tu credibilidad, sino también la fuerza estratégica y el impacto a largo plazo de tu organización y liderazgo.