"Yo os digo: pedid y se os dará".
Y para recibir, hay que preguntar. El que no pregunta, no aprende. Tampoco cambia, mejora o recibe. Entonces, atreverse a preguntar es clave en la vida. Otro gran tópico para inicios de año.
El trabajo individual no basta: en una organización necesitamos inspirar a subordinados y conseguir apoyo de jefes. En las relaciones, la voluntad cuenta. En todos los ámbitos, el progreso y el éxito dependen de otros.
Para entrarle al tema revisemos el libro clásico "El factor Aladino" de Jack Caunfield y Mark Hansen (me baso en resúmenes de Jonathan Lee y lifetrainingonline.com).
¿Cómo preguntar para recibir? Primero, venciendo al principal enemigo: el temor al rechazo.
"El miedo a verse necesitados, ignorantes, impotentes o codiciosos. Pero más que nada, el temor a ser rechazado. Temer un NO hace que uno mismo se diga NO al no preguntar", explica Canfield.
Los autores identifican 5 barreras para atreverse a preguntar:
Caunfeld y Hansen aseguran que al preguntar se toma el control de la vida, se vuelve uno un "maestro de la lámpara" (por eso lo de Aladino).
Un "maestro de la lámpara" cumple 7 características:
Profundicemos un poco en el temor. Suena fácil decir: ¡supéralo! Pero, ¿cómo? Caunfield recomienda crear una lista específica de miedos personales. Y luego, analizar cada uno.
¿Qué es lo peor que pudiera pasar? Para saber si el miedo es real. Imaginar los beneficios de superarlo, para tener una razón para intentarlo. Preguntar a amigos, experimentar con situaciones "seguras". Ah, y pensar "el rechazo es cuestión de números": a más intentos, más probable es que alguien diga SÍ.
El libro lista actividades para clarificar qué preguntar:
En teoría, al realizar estas actividades se crea un plan de vida. Pero no es suficiente. Caunfield y Hansen cierran regresando a las preguntas. ¿Cómo hacerlas bien para progresar? Con 8 principios. Hay que preguntar:
Se me hacen consejos buenos y prácticos. Sin embargo, el pequeño ingeniero que llevo dentro se rasca la cabeza: ¿de veras, sólo es preguntar?
Mi conclusión final es que un plan de vida es clavek, pero ya sabe, el plan es solo el 5 por ciento. La ejecución es lo que más importa.
Es cierto que preguntar y sobre todo las cosas correctas y a las personas correctas puede marcar diferencia. Pero después habrá que estructurar, jerarquizar, dividir en tareas específicas, monitorear avance (o retroceso) y ajustar. En la ejecución no hay atajos.
"Recuerda, todo es posible. ¡si te atreves a preguntar!", dice Caunfield. Yo agregaría: .de forma estratégica y con una disciplina ingenieril al ejecutar. ¿Cómo la ve, iniciamos el año de preguntones?
En pocas palabras.
"Juzga a un hombre por sus preguntas y no por sus respuestas".
Voltaire
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