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El amor después del ADN, ¿qué pasa cuando elegimos pareja con inteligencia genética?

Por: DA. Javier Rueda Castrillón
Analista económico en diferentes medios; autor de artículos sobre política y economía
jruedac@me.com

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En un mundo donde la inteligencia artificial redefine nuestras decisiones cotidianas, el amor no escapa a su influjo. La ciencia genética, combinada con algoritmos avanzados, está revolucionando la forma en que elegimos pareja. ¿Es esto un avance o un atentado contra la naturaleza humana?

La selección de pareja mediante pruebas genéticas y predicción de compatibilidad de ADN ya no es ciencia ficción: empresas biotecnológicas como GenePartner y Pheramor ofrecen servicios que analizan el ADN en busca de compatibilidad inmunológica y atracción bioquímica. En un estudio de 2018, GenePartner afirmó que la compatibilidad genética puede aumentar la satisfacción en las relaciones hasta en un 15%.

La historia de la evolución humana se ha basado en un proceso de selección natural, donde el instinto, el azar y el contexto social desempeñan un papel crucial. Como en todo, tenemos dos bandos, mientras los defensores argumentan que la compatibilidad genética podría disminuir la tasa de divorcios y reducir enfermedades hereditarias, los contrarios a este método siguen viendo la propuesta como una violación a las bases convencionales. Desde la parte más práctica, la alineación genética no es una idea descabellada: un estudio de la Universidad de Uppsala reveló que las parejas con sistemas inmunológicos complementarios tenían un 20% menos de probabilidades de separarse.

El uso de la inteligencia genética en la selección de pareja abre un debate en el campo del derecho y la bioética. ¿Debe existir regulación sobre el acceso y uso de datos genéticos en relaciones interpersonales? La Convención de Oviedo sobre Derechos Humanos y Biomedicina subraya la necesidad de proteger la información genética de los individuos, pero en la práctica la comercialización de estos datos podría dar paso a discriminaciones basadas en el ADN. El Artículo 14 del Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (GDPR) impone restricciones sobre el procesamiento de información genética, lo que podría poner límites a la expansión de estos servicios. En países con regulaciones más laxas como Estados Unidos, este tipo de tecnologías podría proliferar sin un marco ético adecuado. No sorprende que Silicon Valley vea en el ADN la próxima gran oportunidad de negocio.

Más allá de lo legal, la selección de pareja mediante ADN podría reconfigurar las estructuras sociales. Si la compatibilidad genética se convierte en el estándar de selección, el amor espontáneo y las historias de encuentros fortuitos podrían quedar relegadas a un segundo plano. De seguir así, una nueva brecha social está asegurada: quienes pueden pagar por estos servicios tendrán acceso a parejas "genéticamente compatibles", mientras que aquellos que no puedan costearlo seguirán con el modelo tradicional. Dentro de este artículo sería imposible dejar pasar el fenómeno “China”, un ecosistema en el que han surgido plataformas de citas que incluyen análisis de ADN como criterio de búsqueda, convirtiendo un derecho universal como es el amor en un producto de lujo, el nuevo "love premium".

La intersección entre el ADN y la IA transformará la forma en que percibimos las relaciones humanas. Grand View Research publica en sus últimos reportes que la industria de la genómica personal alcanzó un valor de 8.2 mil millones de USD en 2023, proyectándose a una tasa compuesta anual del 14.4% hasta 2030. Empresas como 23andMe y AncestryDNA han evidenciado la utilidad que refleja el interés en el análisis genético para múltiples propósitos, incluida la compatibilidad de pareja.

El factor más impredecible en este modelo sigue siendo la naturaleza humana, estudios de la Universidad de Stanford han señalado que 63% de las parejas que inician relaciones en línea terminan en menos de seis meses, lo que sugiere que la tecnología no ha descifrado la fórmula del amor duradero. En Japón, donde la tasa de natalidad ha caído a 1.3 hijos por mujer, el gobierno ha invertido en algoritmos de IA para fomentar relaciones exitosas y combatir el envejecimiento poblacional, sin lograrlo hasta la fecha. En un mundo cada vez más automatizado, el verdadero lujo será encontrar el amor de manera espontánea, sin necesidad de un análisis de compatibilidad genética, seguramente usted piensa lo mismo, o ¿será que pasará a ser uno más de la “statistics of love”?