
En la actualidad, el medio digital es pionero en la difusión de multiinformación a prácticamente cada rincón del mundo, al grado de que hechos ocurridos a miles y miles de kilómetros de distancia pueden darse a conocer con un clic en cuestión de segundos, la tecnología digital abarca desde la idea de la innovación, el desarrollo, la implementación y el consumo, dejando en esta era los conceptos de “tendencia” o “viralización”, los cuales son utilizados para denotar que en un medio digital, a través de la tecnología, algún hecho, suceso, noticia o moda sean reconocidos mundialmente y la cantidad de personas consumidoras se cuenta en millones.
Ante esto, resulta fundamental enmarcar cifras compartidas de los impactos ambientales que tiene el consumo de estas tecnologías. Según la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), en 2022 los centros de datos mundiales consumieron 460 teravatios hora, el equivalente a la energía usada por 42 millones de hogares en Estados Unidos en un año. Se espera que esta cifra se duplique en 2026. La dependencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cita cálculos que indican que el sector digital es responsable de entre el 1.5 y el 3.2% de las emisiones mundiales de efecto invernadero, cifra similar a la del transporte aéreo y marítimo. Google reveló que en 2022 el consumo total de agua en sus centros de datos y oficinas ascendió a unos 21.2 millones de metros cúbicos. Para el mismo año, Microsoft informó que en su caso era de 6.4 millones de m3, sólo la formación para ChatGPT-3 requirió unos 700 mil litros de agua limpia y fresca.
La UNCTAD sugiere nuevos modelos de negocio y políticas sólidas para hacer más sostenible el crecimiento digital. Las recomendaciones directas de los expertos en comercio y desarrollo de la ONU al mundo son:
Como podemos notar, los esfuerzos se centran en el origen, en obtener recursos de vías de menor impacto ambiental, reconociendo que el consumismo que vivimos es prioritario para la economía mundial y se acepta que el desarrollo de estas tecnologías catapulta nuestra evolución brindando derramas económicas multimillonarias y, a su vez, dejando deterioros ambientales significativos; en lugar de regular el consumo, el objetivo es “invertir y apostar” por energías renovables y al cuidado de la explotación de materias primas para disminuir los impactos.
La realidad del impacto de las tecnologías digitales es compleja, tomando como referencia que el hecho de usar inteligencia artificial para redactar un texto de cien palabras consume un litro de agua y la generación de una imagen “Ghibli”, entre 2 y 5 litros; en términos de huella de carbono se generan 2 gramos de CO2, equivalente a conducir un automóvil 7 kilómetros, por citar algunos ejemplos.
Ahora, si consideramos los valores de tendencia, la generación de 216 millones de imágenes de estilo Ghibli consume 300 millones de litros de agua en una semana, para evitar el sobrecalentamiento de servidores. Sin duda, vendría bien la propuesta de UNCTAD para optimizar recursos e invertir en innovaciones ambientales.