INICIO | PUNTO VERDE
PUNTO VERDE

PIB vs. Capital natural, prosperidad contrastada

Por: ME. Alejandra Haro Mejía
Química analista, emprendedora y fundadora de inspanish.net
@aleHaMe

Share This:

A través de los años hemos dado por hecho que el aumento del crecimiento económico es equivalente a prosperidad, así que mientras la biosfera se reduce, nuestras demandas aumentan; poniendo en juego los bienes y servicios naturales: el capital natural.

En 1944 el producto interno bruto (PIB) se convirtió en una forma de dimensionar la economía de un país. Es el indicador del nivel de riqueza y desarrollo de las naciones, un concepto económicamente muy importante que se ha procurado desde entonces a cualquier costa. El PIB se transformó en el patrón de medida de éxito, aunque este no nos dice nada del valor no monetario que al igual impacta la calidad de vida.

En términos generales, el crecimiento económico ha generado grandes cambios. Hace cien años el 70% de la población mundial era analfabeta y su esperanza de vida 60 años, hoy más del 85% de la población mundial sabe leer y escribir, además de llegar a vivir más de 80 años. En la actualidad tenemos muchas más personas padeciendo obesidad que hambruna. Se solía trabajar 10 horas 6 días a la semana, ahora 40 horas laborales es lo establecido, sin mencionar el derecho a vacaciones pagadas. La economía mundial es 250 veces mayor de lo que era antes de la Revolución Industrial.

Vivimos en tiempos de riqueza y abundancia, sin embargo, la brecha económica entre los países más ricos y los que están en desarrollo se agrava, tan sólo el 1% de la población mundial posee el 45% de la riqueza global. La pobreza extrema persiste pese a que se cuenta con suficiente dinero y recursos para combatirla.

El planeta ha perdido la tercera parte de sus bosques y nuestros mares se llenan de plástico (cuya producción ha aumentado más del 200% desde 1950). El aire está constantemente contaminado, contribuyendo al 12% de las muertes a nivel global. Las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero (producto de la combustión de fósiles, transporte y actividades industriales) han propiciado el calentamiento global y el desequilibrio ambiental.

Los mercados han subestimado la importancia del cuidado y preservación de la naturaleza, a pesar de que más del 55% del PIB depende de los recursos naturales, además de que los servicios ecosistémicos contribuyen más del doble al bienestar humano. Es indispensable superar el enfoque en el PIB, para garantizar la sostenibilidad económica, social y ambiental a largo plazo.

La naturaleza juega un papel importante en la mejora de la prosperidad humana. El PIB es incapaz de relacionar el impacto de la economía en la ventura social y ambiental que determinan nuestro verdadero bienestar.

Debemos dejar a un lado el pensamiento mágico de que podemos continuar incrementando el PIB indefinidamente. Los productos de consumo, servicios, compañías y economías existen y dependen de la naturaleza. Nuestra huella ecológica excede la velocidad en que la naturaleza se puede regenerar. Tanto la biosfera como la economía son finitas.

El PIB ignora al capital natural y es tiempo de que sea incluido en decisiones legislativas y gubernamentales; que sea tomado en cuenta a la hora de medir el desempeño económico y social, y empezar a cuestionar: ¿quién se beneficia del uso de los recursos naturales? ¿Cuáles son los impactos del agotamiento del capital natural tanto en el sector económico como en la población? ¿Los costos de agotamiento son recuperados por el gobierno?

 Aunque suene un poco frío darle un valor a la naturaleza es una forma de hacer visible su contribución y protegerla. Los servicios ecosistémicos deben ser considerados bienes públicos. Su valoración no equivale a la privatización o la mercantilización de estos y se requieren de nuevas instituciones para su administración.

El capital natural es un activo crucial para la economía global. El sector industrial y de mercado ha comenzado a prestar atención a los modelos ecológicos y sustentables de producción y consumo. Inversionistas y compañías financieras empiezan a considerar un factor de riesgo el invertir en actividades poco sostenibles o involucradas en la deforestación. Contrastar el PIB con las repercusiones en el capital natural es una herramienta necesaria para evitar que nuestro planeta sea reducido a cifras y estatus.