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PUNTO VERDE

Partículas PM2.5

Por: IA. Roberto Kevin Acosta Cornu
Analista en impacto ambiental y desarrollo social y económico
acostakevin005@gmail.com

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¿Te has preguntado qué respiras? En el proceso de inhalación y exhalación existe intercambio de partículas que en su congregación se consideran materia, pero ¿qué la compone?

De un tiempo a la fecha se ha tornado de gran relevancia el estudio de los contaminantes que están presentes en el aire y se determina que están disponibles para ingresar al cuerpo humano por las vías respiratorias en una actividad metabólica tan fundamental como respirar, es por ello que en diversos estudios clínicos y de campo se han obtenido muestras de ambientes que, mediante su análisis gravimétrico y de composición, han permitido aumentar el conocimiento de la influencia que tiene la calidad del aire en la salud general.

Si bien hace tiempo se tenían los inicios del estudio de la calidad del aire como promotor del cuidado del ambiente, no había una correlación con los impactos a la salud; el haber roto la brecha entre la existencia de los contaminantes, su impacto en el ambiente, su persistencia y el efecto directo sobre la salud humana es un avance exponencial en los esfuerzos de aclarar cuán importante es sumar estrategias políticas, económicas, ambientales y sociales en la búsqueda de mejorar la calidad del aire, ya no sólo con el peso ambiental, ahora enmarcando incluso crisis globales que han tenido su origen y dispersión por medios aéreos.

Podríamos preguntarnos ¿de dónde vienen estos contaminantes? Pero la respuesta no es simple, si bien se catalogan en fuentes fijas y móviles, esas dos categorías se subdividen en medios de origen, diferentes composiciones, concentraciones, diversas afecciones y reacciones con el ambiente y la salud.

Si nos enfocamos, por el otro lado, en el tamaño de las partículas, esto resulta también muy importante porque desde aquí se estudia la capacidad que tiene un contaminante de derivar en las afectaciones a la salud por su capacidad de ingresar al organismo por medios metabólicos comunes.

La materia particulada (PM, por sus siglas en inglés) suele ser catalogada en dos grandes grupos: PM10 y PM2.5, esto por la característica de su diámetro, destacando que las PM10 son un grupo de mayor filtración, es decir, que es más difícil su deposición en el organismo y en el ambiente, pero no por ello son menos importantes; por otra parte, las PM2.5 se consideran partículas nocivas para la salud por el hecho de que su tamaño les permite ser más accesibles al organismo, logrando evitar los filtros biológicos que nos dan soporte; de esta manera, son capaces de circular por nuestro organismo una vez que son inhaladas y depositarse hasta la cavidad de los alveolos, donde, una vez almacenadas, comienzan a generar efectos negativos para la salud.

Las afecciones causadas por las PM2.5 suelen ser variadas dependiendo de la composición de la partícula, y esto dependerá principalmente de su fuente de origen. Los padecimientos con respecto a estas partículas tuvieron un descenso significativo durante la pandemia por COVID-19 que azotó al mundo entero a finales del año 2019, pero ¿por qué? Resulta que las medidas precautorias al contagio tuvieron consecuencias positivas debido al uso de mascarillas de protección respiratoria; dando un resumen técnico muy rápido: las mascarillas con mayor efectividad, en efecto, fueron las KN95, seguidas de otros modelos de su misma categoría “K”, después las afamadas “tricapa” y dejando al último aquellos modelos económicos unicapa de algodón y felpa; sin embargo, a pesar de que son precisamente para filtrar el aire que respiramos, no logran captar la totalidad de las partículas aéreas disponibles y en cuanto se ven saturadas dejan de tener efecto para convertirse en un foco de contaminación.

De momento, el uso de las mascarillas nos brindó la claridad de que existía una manera de protegernos parcialmente de las PM2.5, pero la falta de difusión del tema y del interés de cuidar a la población y el ambiente regulando las fuentes de emisión de las partículas, aunado a que los cubrebocas comerciales no son cien por ciento efectivos, nos tiene hoy en día, como de costumbre, sin información suficiente, sin control en los generadores y sin protección.