A veces me gusta sentarme en una cafetería a tempranas horas de la mañana y observar quién cruza por las puertas de cristal, imaginarme a qué se dedican y por qué, de la nada, necesitan un expreso doble antes de que la luz les llegue a la mirada después del primer sorbo. Del total de personas en la cafetería, 15 lucen sumamente ocupadas, ya saben, laptop en mano, videoconferencia en pantalla y audífonos bien puestos.
Nadie se imagina que los observo y ¡qué bueno! De lo contrario, pensarían que soy un freak y no los culparía, no es que siempre haga esto para escribir, pero necesitaba trabajo de campo. De ellos, me pregunto: ¿cuántos serán jefes? ¿Cuántos tendrán gente a cargo? ¿Estarán de visita por algún tema corporativo? ¿Cuántos, además de jefes, serán líderes? Imposible saberlo, pero aún sin basarme en una muestra poblacional exacta cuestiono que en la realidad (por lo menos en la mía) siempre será difícil saber, aunque conozcas a “x” persona con un puesto relevante, si de verdad es un líder, también, caso contrario, cuando he tenido equipos de trabajo a cargo, el autocuestionamiento se torna difícil, ¿seré acaso ese líder motivador que el clima organizacional tanto esperaba? O quizá, a los ojos de mis subordinados, no soy más que un minitirano de las aplicaciones móviles en una de las plazas más difíciles de la República Mexicana. Así de extremista es el papel del liderazgo en la vida empresarial de nuestro país. Muchas veces he hablado de malos jefes en estas líneas, algunas veces dando pistas claras sobre a qué empresas me refiero, pero… entrando a un ejercicio de reflexión, ¿el liderazgo es funcional? ¿Existe? o ¿está muerto? Les cuento que, en un estudio realizado por Endeavor Business Media, en EU, la mayoría de los encuestados estuvo de acuerdo en que su jefe era un imbécil (68%) y no tenía ni un poquito de líder (52%), no dudo que esta opinión se vea replicada en México, Argentina, Chile y Perú, quizá en toda LatAm. ¿Es el común denominador de la opinión godín hacia las figuras de autoridad independientemente de que sean jefes, líderes o una extraña mezcla de los dos?
Aquí unos cuantos puntos básicos de mi percepción respecto al liderazgo:
Acabo de terminar mi café y, por cierto, de las 15 personas sumamente ocupadas quedan dos, ambas aún en videollamada, por si estaban pendientes. El liderazgo no está muerto, repito NO ESTÁ MUERTO, sólo se ha prostituido, escondido, a veces nos ha decepcionado e incluso nos ha hecho daño, pero como todo lo bueno de la vida, no es que no exista, hay que saber dónde encontrarlo, quizás en una cafetería cualquiera en videollamada por más de 4 horas, pero ahí está, al pie del cañón.