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ESTILO Y VIDA

El poder del otro

Por: LN. Laura Sánchez Flores
Terapeuta especialista en cognición, lenguaje y biodescodificación
sanlauris@hotmail.com

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Vivimos en un mundo lleno de opiniones, todos tenemos algo que decir, ya sea de nosotros mismos o de los demás. El juicio y la crítica son el pan nuestro de cada día.

Cuando recibimos una opinión a cerca de alguna conducta, estilo de vida, nuestro físico, hay dos formas en las que podemos reaccionar, o coincidimos con ella o estamos en desacuerdo. Esto nos puede llevar a hacer un análisis y comprender mejor nuestras conductas y el entorno en donde nos desenvolvemos.

Los comentarios externos pueden ser de ayuda a la hora de tomar decisiones en momentos determinados, pero estos se pueden volver un problema cuando se hace indispensable la opinión del otro para funcionar, para tomar acción, realizar y alcanzar objetivos.

Cuando tomamos demasiado en cuenta el juicio de los que nos rodean, empezamos a ceder nuestro poder interno y el otro se apropia de él, puede ser de un modo consciente o inconsciente.

Esto nos lleva a una sensación de desvalorización, dependencia y malestar emocional que desencadena ya sea enojo o un estado de víctima, echando la culpa a los demás de los éxitos o fracasos que tengamos en nuestro diario vivir.

La importancia de los juicios se genera en la infancia, padres y maestros son fuente importante de ellos, así como compañeros y amigos. Las figuras de autoridad son las que tienen mayor peso emocional en nosotros, así que papá y mamá tienen el poder y sus opiniones y críticas son ley para los pequeños.

Conforme vamos creciendo, las figuras de poder van cambiando, puede ser algún profesor, familiar más grande que nosotros. Si recordamos, siempre hay un adulto que en nuestra época de adolescentes nos dijo alguna frase o comentario que se quedó fijo en nuestro sistema de creencias y, en el mejor de los casos, nos aporta sabiduría.

El proceso de adquisición de autonomía y autocrítica se da de manera progresiva y es indispensable que sea de forma sana. Cuando somos jóvenes, necesitamos de la opinión externa para sentir que pertenecemos a algún grupo o que somos aceptados en la sociedad.

Poco a poco, al acercarnos a la vida adulta, vamos construyendo nuestros propios criterios, pero si desde niños se nos niega la oportunidad de tomar decisiones, aunque esto implique cometer errores para aprender, será difícil que seamos adultos dueños de nuestro poder.

El error nos transporta al aprendizaje y nos proporciona las bases para formar el criterio. Aquí cabe la palabra libertar, al pensar que con criterio bien formado no necesitamos depender de la opinión del otro para actuar, es decir, conservamos el poder interno y no lo delegamos hacia alguien más.

Obviamente, al tener completo el poder interno, nos implica ser responsables de todas y cada una de nuestras decisiones. Esto significa asumir las consecuencias derivadas de manejo del poder.

Aprender a valorizar la interiorización del poder y el juicio provee una sensación de confianza y capacidad amplia.

Si te diste cuenta de que has dejado tu poder en manos de los demás o de alguien en específico, puedes recuperarlo. No es tarea fácil, pero si eres constante lo lograrás en poco tiempo. El primer miedo a vencer es arriesgarte a cometer errores, hacer introspección para conocer qué piensas y sientes con respecto a la situación que estés viviendo.

A medida que pase el tiempo, irás validando tus creencias y construyendo nuevas que te aporten herramientas más útiles para ser autónomo.

Recuerda que al formar parte de una sociedad estás expuesto a todo tipo de juicios y comentarios, es importante analizarlos, ya que pueden aportar puntos de vista que no habías tomado en cuenta, pero al ser autónomo no cederás el poder y la decisión final estará en tus manos.