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PANORAMA INTERNACIONAL

¡Elemental, querido Johnson!

Por: DA. Javier Rueda Castrillón
Analista económico en diferentes medios; autor de artículos sobre política y economía
jruedac@me.com

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Un nuevo mundo comercial se avecina con Gran Bretaña rompiendo todos los moldes, a más de un año de pandemia y con el new age a la espalda, los pensamientos de futuro vuelven a cobrar fuerza en un mundo cada vez más competitivo. La geopolítica ha cambiado, los países buscan soluciones y expectativas de crecimiento mientras los británicos se sueltan el cabello luego de un Brexit que demostró la capacidad para abrir puertas a nuevos socios comerciales.

En una oleada de cambios, Londres hace un coqueto guiño al T-MEC, un giro comercial para incorporarse al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, o simplemente un órdago en toda regla para un Boris Johnson que vio en Biden un inesperado stop a todas sus pretensiones bilaterales. Convencer a sus aliados será una ardua tarea diplomática, es conocido que el actual ministro no tiene entre sus virtudes esa diplomacia tan necesaria en estos momentos.

La unión hace la fuerza: los Brics pasan de moda para ver nuevos actores con tendencias capaces de monopolizar el business. El divorcio entre Gran Bretaña y la Unión Europea ha quedado en buenos términos, amigos con derechos, pero por tiempo limitado; esa puntualidad inglesa y la rectitud en sus mercados hacen de la isla un candidato codiciado al que países como Japón, Australia o la misma Unión Europea se vuelven a acercar para lograr acuerdos de beneficio mutuo.

Justificar la estrategia pos-Brexit obliga a valorar nuevos amigos comerciales, tras la adrenalina de la ruptura van apareciendo los costos asociados con el divorcio y los anaqueles vacíos en supermercados, fruta podrida en la aduana, contenedores sin posibilidad de transporte y el duro encarecimiento de productos que antes venían de Europa sin aranceles, hoy por hoy son esquivos orientados hacia otros tratos comerciales que logren mantener su relevancia económica global.

En el mundo tecnológico y global, la caza pone su mira en América del Norte, una opción lógica de desarrollo, una repetición histórica en las que aquellas colonias británicas esparcidas en África o Asia son inspiración para nuevas conquistas, ahora económicas y con mayor competencia.

Los británicos pueden presumir de acuerdos de libre comercio con México y Canadá, pero no han logrado echarse a la bolsa a un Estados Unidos que durante la administración Trump dio calabazas. “Respecto a un TLC con Estados Unidos, Joe Biden tiene muchos pescados por freír… él tiene un enorme plan de infraestructura. ¡Queremos un gran acuerdo comercial!”, rezaba Johnson, presumiendo ser la quinta economía más grande del mundo, con un PIB nada despreciable de 3 billones de dólares.

El mundo pospandemia deberá regresar a las líneas de consumo habituales, la incorporación inglesa haría crecer un 11% el volumen económico representado por la región, este T-MEC + GB tendría un PIB total alrededor de los 30 billones de dólares, un bombazo comercial comparado con los 16 billones de la Unión Europea o los 15 billones de China.

Las reglas pactadas en diciembre de 2018 pueden tener un nuevo invitado, Estados Unidos presume su producto interno bruto de 21 billones de dólares y seguirá siendo nuestro socio más relevante, aunque siempre es bueno diversificar y, en esta probable nueva interacción, Gran Bretaña representa un excelente contrapeso.

Hoy las conquistas se realizan con el arma de la economía, los ejércitos se alistan para captar el mayor negocio posible, las alianzas serán las fuerzas de mercado que soporten una globalización a prueba de bombas, virus y todo lo que usted quiera poner en el guion.

Mientras tanto, los Beatles seguirán de moda, añoraremos a Charlie Watts, Dios salvará a la reina y el té se seguirá sirviendo para mediar planes de expansión: Fancy a cuppa?