INICIO | ECONOMÍA
ECONOMÍA

Estanflación, ¿qué es y qué nos espera?

Por: MBA. Ramón Arturo García Miró
Máster en dirección de empresas por el IPADE (MEDE) con especialidad en finanzas.
linkedin.com/in/MBA-RAGM

Share This:

En anteriores artículos hemos hablado sobre la inflación y cómo protegernos; también hemos mencionado los efectos de un estancamiento en el crecimiento económico y hasta de una posible recesión en EUA y México, ¿pero qué pasa cuando los fantasmas de estos dos fenómenos económicos suceden simultáneamente? En ese caso, el escenario pasa a llamarse estanflación, que viene precisamente de la fusión de palabras “estancamiento” e “inflación”; escenario no visto desde los años 70. Este es uno de los torbellinos económicos más difíciles de superar, puesto que atacar el estancamiento económico podría generar mayor inflación y arremeter contra la inflación –frenando la circulación de capitales– limitaría el crecimiento económico.


No cabe duda de que el ambiente económico actual en gran parte del mundo es de estanflación; y mientras que en México echamos campanas a volar por el fortalecimiento del “superpeso” contra el dólar, la inflación no ha parado su “rally”, cerrando el 2022 arriba del 8% y con una proyección para el 2023 por parte de las calificadoras de aproximadamente un 4.5% (Moody’s y Barclays). Mientras la inflación no se controle, difícilmente nos servirá un dólar más barato, pues ni siquiera los energéticos que importamos de EUA han disminuido su precio y la canasta básica ha aumentado alrededor de un 14% en el último año.

Ahora, hablando sobre crecimiento económico, México continúa sin recuperar sus niveles prepandémicos y debido al escaso crecimiento del 2.5% en el 2022, las calificadoras tienen una expectativa de entre 1% y 1.6% para el 2023. Lo que significaría un considerable retroceso y un escenario claramente estanflacionario. México tiene todo para revertir esta expectativa, el nearshoring y los efectos “desglobalizadores” nos ponen una baraja de oportunidades en charola dorada; pero la “politiquería” que ha predominado en los últimos años no cesa y mientras esa sea la prioridad, lo atractivo del país por la cercanía con el consumidor número uno del mundo y la necesidad de relocalizar plantas productoras cerca de este será lo único que podamos ofrecer como país, a pesar de que podríamos ser mejores de lo que fue China: acceso a ambos océanos, extenso territorio, recursos naturales y energéticos, T-Mec, mano de obra calificada y económica, pirámide poblacional saludable, sin conflictos geopolíticos, más un largo etcétera. Pero la incertidumbre que generan el gobierno, la corrupción, la inseguridad, la opacidad legal y la falta de certeza jurídica causa que estas inversiones no lleguen en la medida en que podrían hacerlo.

Hablando del vecino del norte, los fantasmas ante una recesión no se han disipado y a ese fantasma le tenemos más miedo en México que en ningún otro lugar; pues ningún país depende tanto económicamente de EUA como nosotros. El fortalecimiento del peso no es más que un incremento en la demanda de pesos, ligada a capitales extranjeros entrando al país por el nearshoring, comprando bonos y cetes por las altas tasas, remesas y claramente las exportaciones. Todas estas variables se verían afectadas en caso de una recesión americana. Pues el consumo de productos y servicios disminuiría en EUA por sí sólo y si el peso continúa fortaleciéndose ante el dólar, disminuirá aún más en productos mexicanos, la inversión en México para atender esa demanda tendría que reducirse de igual manera y las remesas caerían fuertemente.

No existe en sí una fórmula perfecta para controlar o mitigar la estanflación, pues jalar de más un hilo puede empeorarlo. Podemos agradecer que tenemos enfrente la posibilidad de ser uno de los países con las mayores ventajas en esta “desglobalización”; así que enfocarnos en atraer capital extranjero a través de generar certidumbre a los inversionistas e ir corrigiendo esa imagen de país corrupto, incierto y populista es la mejor estrategia para aprovechar la oportunidad. Esperemos que quienes toman las decisiones por fin se enfoquen en atenderlo y dejen de lado, por un momento, la constante campaña electoral y los esfuerzos por mantener a toda costa el poder.

En cuanto a finanzas personales, recomiendo ser mesurados e inteligentes en nuestro gasto no generador de patrimonio y aprovechar las oportunidades de inversión que traerá el nearshoring, sean enormes o limitadas, dependiendo del actuar del gobierno.