“Cuenta una historia que un hombre pregunto a un sabio: Me han dicho que tú eres sabio…. Por favor, dime qué cosas puede hacer un sabio que no están al alcance de las demás personas”.
El anciano sabio le contestó: “Cuando como, simplemente como; duermo cuando estoy durmiendo, y cuando hablo contigo, solo hablo contigo”.
“Pero eso también lo puedo hacer yo y no por eso soy sabio”, le contestó el hombre, sorprendido.
“Yo no lo creo así”, le replicó el anciano. “Pues cuando duermes, recuerdas los problemas que tuviste durante el día o imaginas los que puedes tener al levantarte. Cuando comes, estás planeando lo que vas a hacer más tarde. Y mientras hablas conmigo piensas qué vas a preguntarme o cómo vas a responderme, antes de que yo termine de hablar”.
Anthony de Mello
Es muy común el actuar como el hombre que busca ser sabio, siempre enganchado en el pasado y pensando en el futuro, lo que le ha de venir, pero pocas veces viviendo el presente.
Los ritmos de la vida moderna dificultan estar en el presente, el ser humano se deja llevar por la rapidez e inmediatez que hay actualmente y pierde lo valioso de disfrutar lo que ocurre en el aquí y el ahora.
La culpa es de uno mismo que no hace un alto y se concentra en “estar” viviendo lo que pasa a cada instante, sin valorar la experiencia que aportan todas y cada una de las cosas que pasan a nuestro alrededor.
Un punto clave para que no se pase de largo la vida es saber dónde y en qué se pone la atención. Al hacer un recuento del tiempo vivido, se observa que más de dos tercios del día están dedicados al pasado o al futuro. Si hay exceso de pasado se provocará tristeza y hasta depresión; y si hay exceso de futuro se provocará estrés y ansiedad.
El pasado deja experiencia y enseñanzas muy útiles, pero si se engancha al diario vivir no permite el avance ni la nueva aplicación de lo aprendido, generando una añoranza por lo que ya se fue y que no ha de regresar.
El futuro es algo que no ha llegado y que se construye desde el hoy, así que estar pensando en el futuro provoca una sensación de estrés por la incertidumbre de lo que ha de venir; si esto se lleva al extremo se entrará en estados ansiosos, de los cuáles a veces es difícil salir.
Se recalca que esto no significa que no se deba planear el futuro, hacer un plan de vida es muy útil, pero no quiere decir que se deba estar pensando en lo que vendrá, sino en lo que ocurre hoy día, para poder llevar a cabo, sin dificultades, lo planeado.
Hay una frase, de autor desconocido, de la película de dibujos animados Kung Fu Panda, que pronuncia un sabio tortuga que dice: “El ayer es historia, el mañana un misterio, pero el hoy es un regalo, por eso lo llamamos presente”
El presente, ofrece un “regalo” de oportunidades de aprendizaje, crecimiento, sabiduría y disfrute con todas las personas y situaciones que se tienen alrededor. Observar los amaneceres, la risa de los hijos, las lágrimas de una hija adolescente por la pérdida del primer amor, el viento moviendo los árboles al pasar.
Todas las situaciones anteriores, son ejemplos de cosas que pasan de largo cuando no se pone la atención en el presente, en el ahora. Cada momento es una nueva oportunidad de hacerlo, si se tiene la consciencia de no estar haciéndolo, bastará con respirar profundo, relajar el cuerpo e iniciar esta maravillosa experiencia que es sentir y vivir en el hoy.
No es necesario acudir a retiros espirituales ni tomar talleres que enseñen a disfrutar el ahora, poner atención en lo que acontece alrededor es un buen comienzo. Eckhart Tolle, (1997) en su libro El Poder del Ahora, analiza la actividad de la mente, que no para, y la encuentra como causal del sufrimiento, al no estar en el ahora, e invita a hacer pausas para disfrutar del momento.
Cuando se esta haciendo una actividad se debe procurar “estar”, si se cocina una sopa disfrutar de los olores, colores, sabores; si se diseña una casa, disfrutar de las líneas, formas, colores; si se lava los dientes, disfrutar del sabor de la pasta, la sensación al cepillarlos y así con cada actividad realizada en el día.
Otro consejo para estar en el ahora es priorizar la atención en pensamientos y entrenarlos para que fluyan los que permitan disfrutar y no enganchen con recuerdos que aten al pasado o remitan a acciones que pertenecen al futuro y que distraigan la atención del presente.
Hay que vaciarse de pensamientos, tal y como lo muestran en la película El Guerrero Pacífico (2006), hay que “sacar la basura mental” que distrae y no permite vivir en el aquí y el ahora. Ahí ejemplifican cómo al estar en una actividad se está pensando en muchas cosas más, ya sea en pasado o en futuro, pero cuando se centran los pensamientos en lo que se está viviendo, entonces sí se puede disfrutar la experiencia.
Toda experiencia va dejando aprendizajes que sí son útiles y que sí aportan sabiduría para aplicar a nuevos retos que la vida se encarga de presentar día con día, porque la vida se compone de instantes presentes.
Aceptar los regalos que ofrece el presente es la mejor manera de vivir el aquí y el ahora, creciendo en sabiduría y gozando de paz mental tan anhelada en estos días.
Referencias bibliográficas
Andujar, P. (2016). Ejercicios para vivir el presente. Disponible en: http://www.coachingconciencia.com/2016/11/30/ejercicios-para-vivir-el-presente/
Lorca, M. (2010). Estar Presente: la importancia de vivir en el ahora. Disponible en: https://www.guioteca.com/autoayuda/estar-presente-la-importancia-de-vivir-en-el-ahora/
Ramírez, P. (2016), Siete consejos para estar en el presente. Disponible en: https://www.huffingtonpost.es/patricia-ramirez/7-consejos-para-estar-en-_b_8130088.html
Tolle, E. (1997) El Poder del Ahora. Grijalbo: España.