
En un mercado tan competitivo como el mexicano, donde el flujo de efectivo es crucial para sobrevivir y crecer, especialmente para las empresas emergentes, el factoraje se ha convertido en una herramienta fundamental para obtener liquidez inmediata con una mínima pérdida.
Imagina que tu empresa tiene una pila de facturas por cobrar, pero su fecha de cobro excede el tiempo que puedes esperar por su pago, necesitas el dinero para poder continuar con tu operación tan pronto como sea posible; por un lado, podrías esperar a que los clientes realicen el pago arriesgando tu operación, mientras que por el otro podrías obtener liquidez inmediata para cubrir las necesidades de tu compañía mediante la venta de las facturas vigentes que se encuentran pendientes por cobrar sacrificando un porcentaje menor de su valor total, siendo esta operación el denominado factoraje financiero.
Carlos Slim ha comentado que “el financiamiento adecuado es uno de los pilares que sostiene el crecimiento empresarial”, la liquidez financiera es clave para el desarrollo empresarial, si bien existen diversas formas de obtener liquidez, lo importante es la evaluación del riesgo en contra del beneficio, recurrir al factoraje financiero como estrategia es, sin duda, una opción para mantener tus operaciones en marcha y aprovechar nuevas oportunidades, pero ¿cómo funciona realmente este modelo de financiamiento y qué ventajas ofrece?
El factoraje es un contrato mediante el que una empresa adquiere los derechos de crédito que otra tiene a su favor, dando como pago el monto de los derechos de crédito, menos comisiones, gastos, servicio de cobranza o los costos que consideren cubran el riesgo que implica la operación, las empresas que participan en la venta de facturas vigentes están obligadas a garantizar la existencia y la legitimidad de los derechos de crédito, contrato y esquema que se encuentra regulado jurídicamente dentro del capítulo VII, del título Segundo de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.
Es de resaltar que si bien algunos podrían comparar el factoraje financiero con la venta de cartera vencida, sus diferencias radican en el nivel de riesgo que aceptan los compradores y el estatus de las facturas, por parte del factoraje el comprador adquiere los derechos de una factura que se encuentra vigente, sin embargo, la fecha de cobro no se alinea a los intereses del acreedor, mientras que en la compra de cartera vencida, como su nombre lo indica, se adquieren los derechos de una factura vencida de la cual su cobro es incierto, por lo que se vende a un precio muy por debajo de su valor real, esto en razón del factor de riesgo de recuperación de la inversión realizada.
El artículo 14, fracción VIII del Código Fiscal de la Federación, señala que cuando una empresa transmite derechos de crédito a través de un contrato de factoraje financiero se considera que estos derechos se venden en el momento en que se firma el acuerdo, cediendo cualquier derecho de cobro a favor del comprador, quien se encargará de su cobro.
Las excepciones clave tratándose del factoraje son que, al involucrar un mandato de cobranza o cobranza delegada, en este caso, el contrato de factoraje se considerará un acuerdo de servicio de cobranza más que una transferencia total de los derechos de crédito, además, si la venta de los derechos de crédito involucra a personas físicas, la enajenación no se considera finalizada hasta que los créditos sean efectivamente cobrados, lo que causa efectos fiscales en la definición del momento en que se deberán registrar los ingresos.
El factoraje financiero es una herramienta poderosa para las empresas que necesitan liquidez inmediata, pues ofrece una solución eficiente permitiéndoles continuar con sus operaciones sin necesidad de esperar a que los clientes paguen o de la obtención de créditos o financiamientos externos, sin embargo, implica un análisis cuidadoso de riesgos y beneficios, especialmente en términos de la pérdida que implica la venta de las facturas por debajo de su valor real, y las implicaciones fiscales y legales que podrían surgir.
Cuando se utiliza de manera adecuada y responsable, el factoraje puede ser el impulso que tu compañía necesita para mantenerse competitiva y seguir creciendo en el mercado, no obstante, es crucial evaluar bien las condiciones y los costos involucrados para no comprometer la rentabilidad a largo plazo.