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Inteligencia comunicativa

Por: DCH. Edgar Josué García López
Doctor en Ciencias y Humanidades, por la UNAM y la UAdeC; investigador de la UCEM y del GICOM
edgarjosuegl@hotmail.com

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La inteligencia comunicativa es una cualidad para promoverse en individuos y organizaciones, a fin de gestionar con mayor éxito el cumplimiento de sus objetivos, pero también para lograr un equilibrio integral que favorezca una vida plena en ambos niveles. El concepto es relativamente joven, sin embargo, tiene fuerte arraigo en psicología, pedagogía, comunicación e ingeniería en comunicación social desde hace varios años. Para comprenderle, primero deben abordarse los elementos que la componen, aunque por ahora será suficiente con advertir que comunicación no solamente se concibe como la producción, difusión y uso de ciertos datos, sino como un proceso más complejo de articulación social que promueve varios escenarios de crecimiento y desarrollo, tanto en el plano personal como en el colectivo; la idea de lo comunicacional se retomará unas líneas más adelante, después de profundizar en el fenómeno de la inteligencia, cuyo tratamiento reclama un mayor protagonismo para su correcta delimitación.

En la literatura especializada existen diversas concepciones de inteligencia; la Real Academia Española la concibe como la capacidad de comprender algo y como la habilidad para resolver problemas; se entiende como el propio conocimiento y su comprensión; es una mezcla de saberes, capacidades, habilidades, destrezas y experiencias. En los años ochenta, Howard Gardner, pedagogo y psicólogo estadounidense, gestó una revolución con su Teoría de las Inteligencias Múltiples, en sus preceptos describe una gama de capacidades del ser humano para resolver problemas con mayor o menor influencia de cada uno de los ocho perfiles que incluyó en su modelo, así es posible que una persona tenga más desarrollada un tipo de inteligencia que otro. Las inteligencias de Gardner son: lingüístico-verbal, lógico-matemática, espacial o visual, musical, corporal-kinestésica, individual, interpersonal y naturalista. Aunque existen posturas a favor y en contra, el mensaje que deja el autor es el de un ser humano que aprende y se relaciona de diversas formas, en un mundo que privilegia lo lógico-matemático y lo lingüístico-verbal. Es factible pensar en una inteligencia comunicativa que integre a las ocho para generar nuevos esquemas de educación, mercadotecnia y comunicación, entre otros.

Recientemente se ha popularizado la inteligencia emocional gracias a obras publicadas en los últimos 30 años, no obstante, su origen se remonta a mediados de los sesenta, por lo que no debe pensársele como una moda o remanente de un best seller. Asume que un ser humano es capaz de motivarse a sí mismo y a otros, de afrontar sus miedos y frustraciones, controlarlos o aprender a vivir con ellos. Como menciona Daniel Goleman, psicólogo norteamericano especializado en el tema, se trata de aprender a controlar los impulsos, diferir gratificaciones, regular estados de ánimo y buscar una conexión empática y confiable con el otro. Se resume como la capacidad de regular la interconexión entre las facultades emocionales y las facultades racionales para el logro de lo que alguien se trazó como prioridad. La inteligencia emocional es otro elemento clave para la inteligencia comunicativa.

La naturaleza social de la inteligencia tiende a la construcción de comunidad o, en su sentido más amplio, a la configuración de redes, para este proceso la comunicación es vital, pero no por ello es automática una inteligencia comunicativa. En principio, para Abraham Nosnik, comunicólogo organizacional mexicano, este tipo de facultad intelectual se entiende como el grado en que los mensajes generan satisfacción o insatisfacción en quienes los producen, distribuyen, reciben y utilizan, dependiendo en cada caso de lo que se persiga. A partir del uso estratégico de la información que expone el autor, propongo comprender que la inteligencia comunicativa tiene como trasfondo la habilidad de establecer relaciones empáticas con otros para generar colectividad y satisfacer prioridades; lo que sigue es estimular inteligencias –emocionales, afectivas y racionales– en ámbitos que superen lo puramente individual.

Una empresa con inteligencia comunicativa, sin importar su tamaño, es reflejo de personas que la poseen y tienen la capacidad de extrapolarla a toda la organización; las personas comunicacionalmente inteligentes mantienen un pensamiento crítico frente a una cascada de información que, de no estar preparado para analizarla y utilizarla a su favor, puede provocarles incertidumbre, miedo, desconfianza, ignorancia o indiferencia, lo que enseguida se convertirá en una crisis; por esa razón es que uno de los principales objetivos es proyectar escenarios posibles para el desarrollo humano, pero también lo es generar relaciones sociales estratégicas para construirlos.

Cuatro puntos clave para gestionar la inteligencia comunicativa:

  1. Por inteligencia se entiende una mezcla de saberes, capacidades, habilidades, destrezas y experiencias.
  2. La comunicación es un proceso complejo de articulación social que promueve escenarios de desarrollo personal y colectivo mediante la producción, difusión y uso estratégico de la información.
  3. El pensamiento crítico es uno de sus componentes esenciales para hacer frente al exceso de información que puede provocar crisis por incertidumbre, miedo, desconfianza, ignorancia o indiferencia.
  4. La inteligencia comunicativa es la capacidad de proyectar escenarios posibles para el desarrollo humano, así como generar relaciones sociales estratégicas para construirlos.

Aunque se requiere mayor profundidad, se asume por ahora que una inteligencia comunicativa es la capacidad de sumar todas las inteligencias posibles, para hacer un uso estratégico de la información, mientras se construye una colectividad que favorezca la vida plena en todos los ámbitos del desarrollo humano.