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¿Pueden las empresas familiares ser mejores lugares de trabajo?

Por: Angel Hernández Murillo
Creador de contenidos / Great Place to Work® México
angel.hernandez@greatplacetowork.com

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La mayoría de las organizaciones familiares tienen un factor en común: no se han institucionalizado . Ya sea por usos y costumbres, por desconfianza o creer que las cosas dejarán de funcionar bajo una estructura tradicional, un buen número opta por no tener un gobierno corporativo con la consecuencia de que su vida, no será mayor a 7.8 años, según estadísticas del Inegi.

Expertos consultores coinciden en que una de las ventajas de institucionalizarse, es el impacto que se consigue en los procesos y la operación, porque al haber un mayor enfoque, la consecución de objetivos es más visible.

Las  Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyME), donde se ubican las familiares, suelen crearse bajo un esquema muy básico: un "director general", por lo común quien pone el capital o el jefe de la familia; los operativos, que son sus familiares más cercanos y en quienes él confía y con suerte, un amigo de la familia quien también aporta recursos.

El cuerpo de colaboradores (3 o 5 ) también son personas conocidas por la familia, o recomendados de "confianza" y quienes no gozan de ninguna prestación ni seguridad social más que la de su propio salario. Con este cuadro es como empiezan a operan las Mipyme, sobre todo las microempresas que no cuentan con más de 10 colaboradores, en comparación a las pequeñas que suman de 11 a 50 personas, en ambos casos, con organigramas muchas veces establecidos sólo de manera verbal.

Los consultores especialistas en la materia, concuerdan que los climas laborales de estas organizaciones se caracterizan por tener un buen ánimo dada la cercanía que existe entre dueños y colaboradores. Los índices de confianza de estas empresas, de acuerdo con las mediciones del instituto Great Place to Work® México, presentan altos porcentajes frente a las organizaciones más grandes, básicamente por la razón ya expuesta.

Se necesita más que la palabra

Sin embargo y con los años, en su lógico crecimiento, las MiPyMEs enfrentan distintos problemas relacionados con la transparencia, malos manejos financieros, falta de liquidez, de innovación para sus productos o servicios y sí, de desconfianza. Que al calor de la rutina nace entre socios y familiares, entre colaboradores y dueños por esa carencia de modelos de negocio y cultura. La razón tiene que ver mucho con que no se institucionalizan con lo cual, de forma indirecta, ponen barreras a su desarrollo.

La institucionalización proporciona a las organizaciones una estructura de gobierno corporativo, la conformación de instrumentos de supervisión y control, sistemas formales para evaluar los resultados y cultura organizacional. Sistematiza la toma de decisiones, evalúa la importancia del papel de cada cual en su función y mide la satisfacción que el trabajo está generando entre los colaboradores.

Integrar un Consejo Familiar es uno de los primeros pasos que las organizaciones familiares activan para empezar la gestión formal de su actividad; reconocen así una estructura de mando y otra operativa, mismas que deben de respetar todos en bien del objetivo común o misión.

¿Pueden las empresas familiares ser un GPTW®?

Cuando se habla de los Mejores Lugares para Trabajar® para Todos es común imaginar que corresponden a organizaciones grandes, consolidadas y con una marca que respalda su historia como acertado participante de un sector en particular. Si bien eso es cierto, no significa que la MiPyMEs carezcan de las características para serlo, porque más que un tamaño y recursos, un mejor lugar para trabajar se constituye de personas que se sienten a gusto de trabajar para la organización para la que se contrataron y con sus compañeros.

Cuando las empresas familiares logran institucionalizarse, uno de los pasos naturales hacia su consolidación es la de generan un clima laboral que favorezca a todas las personas y con ello, se cree una cultura que, basada en principios y valores, oriente mejor el rumbo de la organización y con ello los resultados del negocio.

Una de las mejores formas de tener acceso a esto es acercarse a expertos como Great Place to Work®, que cuenta con diversas soluciones para que las MiPyMEs transformen sus culturas laborales en beneficio de su futuro.

El primer paso se da al conocer la percepción que las personas tienen de su líder y la empresa. Esta es una fotografía real de cómo se sienten todos y no sólo la que se ve en las fiestas de fin de año donde se muestran felices y motivados. La medición es el siguiente paso para empezar a tomar decisiones y analizar en dónde se debe actuar y qué acciones se deben tomar desde el director general hasta los supervisores para mejorar la experiencia de sus colaboradores. El tercer paso es ponerlo en marcha y crear una experiencia consistente para todos.

Existen distintas opciones para que desde ahora tu empresa familiar empiece su viaje hacia su transformación y para que deje de ser parte de las estadísticas de los negocios que después de unos cinco años de lucha, cierran la cortina.

Las organizaciones familiares de cualquier tamaño, de cualquier sector y en toda la república mexicana, claro que pueden ser mejores lugares para trabajar.