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CIENCIA Y TECNOLOGÍA

La “ciencia” en la música. Nuevas estrategias de venta

Por: LCC. Gabriel Moreno Rodríguez
Productor; académico en el ITESM; director de noticias; analista en temas de tecnología y CEO
@gabofanfare

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Están más que documentadas las transiciones por las que pasó la industria musical desde hace dos décadas con la llegada del mercado digital. Primero, nos despedimos de los formatos físicos (CD, casetes) con el apogeo de las ventas en Internet (iTunes, Amazon) y el simultáneo arribo de las descargas ilegales mediante servidores P2P (Napster, Ares, Limewire), sobra decir que la piratería hizo mucho daño en las ganancias de las disqueras durante esta época. Segundo, con el arribo de servicios de streaming (Pandora, Spotify, YouTube, Apple Music) la industria musical vio un incremento en las reproducciones de manera “legal” de su música, incluso, otros servicios como SoundCloud y MySpace les dieron un lugar a los músicos para difundir sus trabajos sin depender de los grandes corporativos.

Actualmente, vivimos en esta segunda transición, donde el stream es el método más popular para escuchar música on demand, de hecho, lo venimos haciendo desde hace más de una década. Pero hablar de los cambios económicos que ha tenido la industria deja fuera otro de los temas esenciales: “cómo” hacer nueva música cuando millones de usuarios tienen mil opciones para escuchar.

Cambiamos sin darnos cuenta

Está muy claro que las grandes estrellas son muy distintas a las de hace 10 o 20 años. Billie Eilish, Kanye West, Charli XCX, Ariana Grande y Run The Jewels son algunos ejemplos de cómo el hacer música se ha convertido en una ciencia.

Billie Eilish, por ejemplo, se ha vuelto un ícono en los últimos años, con millones de reproducciones de sus canciones en cualquier plataforma digital y un número comparable de asistentes a sus conciertos, demostró que se puede hacer pop sin una estructura definida, dejando atrás el tradicional “verso-coro-verso-coro-puente-coro” tan gastado en la composición de este género.

En una entrevista otorgada a un medio de noticias, la cantante mencionaba que el experimentar con canciones “que no tienen coro” por horas, en un estudio casero, le había permitido, a ella y su hermano Finneas, crear éxitos por los que ninguna disquera hubiera apostado.

En otros casos (y refiriéndonos a la producción) hemos visto como Kanye West crea música que en ninguna otra década se podría hacer (por sus valores de producción), pero más allá de eso, el streaming ha permitido que aún después de su lanzamiento, el famoso rapero pueda “reeditar” las canciones ya lanzadas para agregarles o quitarles detalles que considera importantes.

Por otra parte, Charli XCX, en una entrevista con The Verge, mencionaba otros datos importantes: “Si escribo una canción para otro artista pop, quiero jugar todos los juegos” y agregó: “coros en los primeros 30 segundos. Nada de intros raros o indulgentes…el gancho al principio, quizá hasta comenzar con el coro, en menos de 3 minutos. Creo que las canciones de radio deberían durar dos minutos y veinte segundos. Entras y sales, todos quieren seguir con su vida, ¿sabes?”

Y es cierto, la música se ha vuelto un medio de consumo rápido, con un público que no pierde el tiempo en temas que no encuentra interesantes, de la misma forma que ve una publicación en sus redes sociales o los primeros minutos de una serie, si no le gusta lo que ve, no lo va a seguir viendo. Hay demasiadas opciones esperando.

Ariana Grande y Run The Jewels han sido artistas que se han rebelado en el esquema de “lanzar un disco cada dos años” o “vender más discos”, la primera dándose descansos para, de pronto, lanzar dos álbumes con meses de diferencia, y los segundos, regalando el material “porque su negocio está en los conciertos”.

Los tiempos han cambiado y, si somos honestos, puede ser que vivamos la mejor época para ser un adicto al sonido, nunca hubo tantas opciones como ahora.