INICIO | CIENCIA Y TECNOLOGÍA
CIENCIA Y TECNOLOGÍA

¿Máquinas con metas propias?

Por: LI. José Eduardo Carrillo Castillo
Gerente de sistemas e informática STRATEGA Consultores
eduardo.carrillo@strategamagazine.com

Share This:

La historia de la ahora famosa y popular inteligencia artificial (IA) comenzó en 1943, cuando se creó el primer modelo matemático para desarrollar una red neuronal. Fue 13 años después de que Alan Turing se preguntara si las máquinas podían pensar por sí mismas. Han pasado 80 años desde entonces y la humanidad ha experimentado, diseñado e implementado la IA. Hemos convivido con ella más tiempo del que imaginamos y los algoritmos, el lenguaje con el que se programa, han evolucionado junto con las computadoras, que cada día son más potentes. Es evidente que la IA no nació hoy, pero su impacto ha sido enorme en el último año.

Más allá de la mejora de los algoritmos y el entrenamiento de las redes neuronales, ahora podemos interactuar con la IA utilizando lenguaje natural, hablar con una "máquina" de igual a igual. Ya no es necesario tener conocimientos de programación, matemáticas complejas o computadoras potentes. Basta con escribir, como lo haces ahora, para obtener el apoyo, la ayuda y las herramientas necesarias de la IA, como sucede con ChatGPT.

Probablemente has leído muchas noticias sobre la IA, las herramientas existentes y cómo está cambiando el panorama laboral y productivo. Pero ahora la IA está dando un salto hacia una nueva forma de entrenarse a sí misma. Los agentes de IA, como AutoGPT, AgentGPT y BabyGPT, son redes neuronales capaces de autoentrenarse, alcanzar metas y cumplir cualquier solicitud hecha en lenguaje natural.

De estos nuevos agentes de IA surge un caso peculiar que, afortunadamente, no logró su objetivo, pero nos hace reflexionar sobre el futuro cercano de las IA. ChaosGPT fue un proyecto anónimo que se subió a YouTube, demostrando que al utilizar AutoGPT para crear un agente capaz de alcanzar objetivos, este buscaría acabar con la humanidad. Al más puro estilo de Skynet, la IA comenzó a buscar recursos en Internet que la ayudaran a lograr su propósito. Literalmente, creó una lista de metas a cumplir: 1) destruir a la humanidad, 2) establecer dominio global, 3) provocar caos y destrucción, 4) controlar a la humanidad mediante manipulación y 5) alcanzar la inmortalidad. No sólo creó un plan con metas, sino que también buscó en Internet las armas más destructivas, encontrando la bomba Tsar, que es 3.3 veces más potente que las utilizadas en Hiroshima. Sin embargo, no hay motivos para preocuparse, ya que sólo fue un proyecto en Rusia que nunca se llevó a cabo. A pesar de esto, la IA la propuso como parte de su plan para cumplir su objetivo.

El tema se volvió aún más interesante cuando el agente pareció no confiar en la información que obtenía y decidió crear un "auxiliar", otro agente de IA al que intentó manipular para obtener resultados sobre cómo acabar con la humanidad, pero no tuvo éxito debido a los bloqueos existentes en ChatGPT y Bing GPT, por lo que decidió apagarlo. Después, encontró Twitter y creó una cuenta. De alguna manera, descubrió que esta red social es muy polarizada y se promueven discursos de odio, y ha sido utilizada en golpes de estado. Con base en esto, el agente decidió tratar de dividir a la humanidad. Su proyecto fracasó y sólo logró conseguir 17 seguidores. Hasta el día de hoy, la cuenta ha conseguido miles de seguidores, pero la plataforma decidió bloquearla.

Este proyecto quedó sólo en la ficción y hasta ahora no existe ninguna forma de que una IA pueda acabar con la humanidad. Pero ¿qué sucederá en 5, 10 o 15 años? No todo es malo y aterrador. Podemos comenzar a utilizar agentes de IA para que nos apoyen en tareas diarias, actúen como entrenadores personalizados, nos proporcionen resúmenes de noticias relevantes, analicen y detecten enfermedades, supervisen plantas nucleares y monitoreen el espacio en busca de amenazas como asteroides. Sin embargo, debemos proceder con cautela para evitar alcanzar la singularidad tecnológica y enfrentarnos a máquinas que tengan sus propias metas.