Macario está harto, la cal y el yeso no dan para más, los lujos de una caguama, el huevo con chorizo o el refresco de vidrio como sustento son un insulto a un esfuerzo que deja clara la poca posibilidad de progreso. Alentado por toda la familia, sumarse al 15.29% de población inmigrante en territorio estadounidense empieza a ser la mejor opción de crecimiento. Como Macario, millones de personas se ven obligadas a migrar hacia lugares que prometen mejor vida, un viaje de mexicanos a Estados Unidos inevitable ante una vecindad geográfica, la asimetría económica entre los dos países, la anterior pertenencia de un territorio que ahora forma parte de Estados Unidos y nos da pauta para “luchar por lo nuestro”, así como las políticas migratorias implementadas en diversos momentos.
Aunque se trata de un proceso que se ha prolongado a lo largo de más de 150 años, hay manifestaciones nuevas que caracterizan la migración actual. Es cierto que el hambre y la poca posibilidad económica de Macario son un ejemplo perfecto para entender el fenómeno migratorio actual. Junto al “Macas”, como lo apodan sus amigos, no hay que olvidar a “la Jessy”, a su hija Rubí y a un clan familiar que pone toda la esperanza en la recepción de unas remesas que seguirán rompiendo récords; los estados de Guanajuato, Michoacán y Jalisco lideran la recepción de un dinero que se posiciona como la principal fuente de ingresos en México; sesenta mil millones de pesos presumidos en cada mañanera muestran la fortaleza de un sueño americano y el olvido gubernamental mexicano.
Como “el Macas”, hay millones de personas que viven con la promesa de un mejor presente, no desde la obra, sino desde un campo sin lluvia ni apoyo, comunidades donde la violencia y la inseguridad obligan a hacer la maleta estableciendo patrones de movilidad duraderos a medida que cambian las condiciones políticas, sociales y económicas. La migración es un reflejo de historias compartidas, una salida a las necesidades que fomentan los lazos culturales, pero que, de manera trágica e innegociable, exhibe lo duro e insensible que puede ser este mundo.
“Macas” sólo se preocupa por subsistir, no piensa en la integración social y laboral, la protección de sus derechos humanos o el aumento de la xenofobia y la discriminación... No es consciente, pero la gestión efectiva de la migración requiere políticas integrales y cooperación internacional, entendiendo que el movimiento es capaz de poner en circulación más de setecientos mil millones de dólares en remesas impulsando el desarrollo económico y reduciendo la pobreza en muchos países en desarrollo.
Bharat, México, China y Rusia encabezan la lista de soñadores fuera de sus fronteras, medidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), colaboran para ser parte de una estadística arrolladora: más de 28 millones de refugiados en el planeta y más de 41 millones de desplazados internos debido a conflictos armados, persecución y violencia.
Mientras unos ven migrar, otros reciben flujos poblacionales que requieren de tolerancia y entendimiento, mala combinación en tiempos de crisis. Estados Unidos, Alemania, Arabia Saudita y España son receptores de un volumen poblacional que puede contribuir a mitigar el envejecimiento de la población y la disminución de la fuerza laboral, parte decisiva para que la máquina siga funcionando y pueda pagar prestaciones y pensiones por llegar.
El “Macas” se rifará entre la vida y la migra, entendiendo sus necesidades y resignado a un México sin oportunidad. Con inocencia y valentía, se ha cansado de demagogias políticas irresponsables, decidiendo unirse a una estadística que con los años seguirá creciendo…
Seguro este ha sido un merecido tributo para los que eligieron emprender el duro viaje como respuesta al caótico escenario que les tocó vivir, sirva el reconocimiento y la esperanza por sobrevivir en un ecosistema lleno de avaricia. Sería injusto dedicar la reflexión a todas las suripantas políticas que juegan con el futuro ajeno, mejor se lo dedico al “Macas”, aunque todos sabemos que merece mucho más.