Estar a la cabeza de un departamento o tener personal a cargo, no es cosa fácil. Si alguien dice que lo es, claramente nunca ha tenido sobre sus hombros esta responsabilidad. La vida empresarial y el mundo de los negocios exigen cada día perfiles más preparados, más especializados y más despiertos ante el cambio constante que impera en este mundo loco donde vivimos. Ahora, además de lo anterior, de unos años para acá, algo que resulta sumamente valioso en un profesional con equipo a cargo son las soft-skills, si el término no te resulta familiar, pues se trata de habilidades interpersonales que no están propiamente en la currícula de una universidad, en otras palabras, habilidades sencillas, pero sumamente apreciadas por los que saben en el mundo empresarial, por ejemplo: comunicación, adaptabilidad, trabajo en equipo, inteligencia emocional, creatividad, liderazgo, entre otras. Tomando lo anterior como base, di un salto a mis experiencias pasadas para tratar de detectar algunos vicios, malas prácticas, maneras de nunca resolver nada, lastres a los cuales, para fines de este artículo, llamaremos elegantemente “obsesiones gerenciales”. Así que comencemos:
#4 No saber delegar
No hay nada más triste y más hueco que un líder que no sabe delegar, ¿les ha pasado algo así? ¿Les resulta familiar? ¿Han tenido algún jefe, o peor aún, han sido un jefe de estos que no entienden que el equipo es justamente la posibilidad de distribuir actividades para que no recaigan en una sola persona? Con esto se enlaza el tema de la confianza, ¡ajá! Un jefe que no delega es un jefe que no confía, y un jefe que no puede confiar en su propio personal estará tratando de ganar una batalla imposible contra sí mismo todo el tiempo.
#3 Pensar que el trabajo no es un ciclo
Aceptémoslo, en un país como México, en una región como LATAM, hay cosas que ocurren en las empresas, necesidades, “bomberazos”, problemas de último momento que hay que resolver. Sin embargo, algo que destaca a un buen líder es la capacidad de calma en momentos de tensión, al igual que la habilidad de transmitir una idea sin que genere desánimo o esparza un halo de incertidumbre y tensión. Los buenos jefes, los buenos líderes de área saben que el trabajo es un ciclo. ¿A qué voy con esto?, por ejemplo: hay un problema en la planta que debemos solucionar y es vital para la operatividad de la compañía, por lo tanto, ¿qué hay qué hacer? ¿Entrar en pánico? Por supuesto que no. Un profesional experimentado sabe que es normal y se debe solucionar y que no es ni la primera, ni la última vez que pasará, el trabajo y los problemas que de él derivan son un círculo constante, por algo las empresas contratan profesionales, para dar solución a problemas complejos que ninguna IA podría resolver, las empresas necesitan humanos.
#2 Ser boomer y pensar como boomer
La brecha generacional es un concepto de bastante peso para cientos de empresas en LATAM. Los tiempos han cambiado, necesitamos estar abiertos a nuevas ideas, en contacto con los avances tecnológicos que no sólo hacen el trabajo más fácil, sino mejor. Conozco empresas en donde se viven ambientes de los 70, trabajo presencial, checar en un diario gigantesco, tareas repetitivas y monótonas que no suman más de lo necesario, procesos del año del caldo y “gerentes” que los respaldan. Hay empresas de tecnología (sí, de tecnología) que no creen en el trabajo remoto. Si nos ponemos a escarbarle desde ahí, ya andamos muy mal. El tema no es ser boomer, sino pensar como uno.
#1 “Aquí siempre se han hecho así las cosas”
Esta es la frase que ha matado a miles de empresas lentamente, es como un veneno, como un enfermedad que despacio pero constante ha matado futuros, progresos e ideas de negocio. Que algo siempre se haga de la misma manera no significa que está bien (aunque funcione); Blockbuster jamás creyó en la tecnología, quiso seguir alquilando películas físicas porque “siempre se hizo así”, es por ello que hoy por hoy es una empresa que sigue… ¡ah, no! ¿Verdad? Ya no existe, ¡qué raro!
“Hay algunos tan obsesionados por la prudencia que, a trueque de evitar cualquier error minúsculo, hacen de toda su vida un error”. Arturo Graf