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Suicidio asistido por enfermedad mental: la nueva ola de debate

Por: MDC. Daniela Paz Aguirre
Maestra en Derecho Constitucional y Derechos Humanos, por la Universidad Panamericana de México
dannypaz2107@gmail.com

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Mientras en países como México se sigue lidiando entre la posibilidad de legalizar la muerte asistida y en qué casos, parece que el feroz debate sobre el tema ha ido escalando rápidamente en naciones como Bélgica y Países Bajos, que ya lo han autorizado en casos de enfermedades psiquiátricas intratables o insoportables. A ellos se han sumado España, Luxemburgo y, a partir de marzo de 2023, Canadá.

Uno de los casos más públicos es el de Shanti de Corte, una joven belga de 23 años, quien el 7 de mayo del año 2022 ponía fin a lo que los psiquiatras llamaron “daño psiquiátrico insoportable”. La vida de Shanti terminó a través de un suicidio asistido por enfermedad mental irreversible y autorizado por el gobierno de Bélgica. La decisión de terminar con su vida fue una constante desde el 2016 cuando sufría los efectos del trauma psicológico que le habrían ocasionado los ataques en el aeropuerto de Zaventem, en Bruselas, por el grupo terrorista del Estado Islámico (ISIS). A partir de ahí y sin herida física alguna, la vida para Shanti de Corte nunca fue la misma. Dos intentos de suicidio fallidos y un abuso sexual dentro de un hospital psiquiátrico, además de una dosis diaria de 10 medicamentos para tratar su ansiedad, depresión, angustia y malestar, fueron decisivos para que se autorizara su muerte en el mes de mayo del año pasado.

En Francia, se hizo famoso “Le Journal d’Olympe”, un canal de YouTube con más de 250 mil seguidores, donde “Olympe” relata cómo es su vida con “trastorno de identidad disociativo” y “trastorno de déficit de atención e hiperactividad”, derivados de una infancia y adolescencia complicadas que incluyen episodios de abuso sexual, una veintena de familias de acogida de las que fue expulsada y bullying recibido desde los 14 años. “Olympe”, de 23 años, ha conmocionado a su país y seguidores al expresar su deseo de que el gobierno belga le permita realizar suicidio asistido por enfermedad mental y, del que se presume, podría llevarse a cabo en el último trimestre del año 2023.

A los dos casos anteriores se suma el de Aurelia Brouwers, de origen neerlandés, de 29 años, y a la que se le autorizó la “eutanasia psiquiátrica” en el 2018 a causa de ansiedad, depresión y anorexia, ese mismo año murió en su país natal.

Aunque en lugares como Países Bajos se cuenta con el 87% de aprobación a 20 años de su legalización –según el periódico El País–, el debate sigue existiendo sobre los alcances que genera el suicidio asistido por enfermedades mentales.

¿Es el dolor psíquico equiparable al dolor físico? De acuerdo con David Rodríguez-Arias, profesor de bioética de la Universidad de Granada e investigador principal del proyecto INEDyTO sobre bioética y final de la vida, en entrevista para BBC Mundo, menciona que "hay circunstancias que son tan dramáticas y tan duras y tan irreversibles e irremediables que es inevitable que siga habiendo algunas personas que pidan ese tipo de ayuda".

No obstante, existen otras voces que ven en el suicidio asistido grandes retos a la hora de determinar la elegibilidad de los candidatos, por ejemplo, al tratarse de una enfermedad mental se abre la posibilidad de no tener la capacidad clara de optar por tan controversial decisión, o bien lo complejo que es determinar que sea incurable, crónica e irreversible, condiciones necesarias que establecen las leyes de los países mencionados.

Manuel Bousoño García, profesor de psiquiatría de la Universidad de Oviedo, quien concedió una entrevista para el mismo medio, afirma que “en muy pocas ocasiones podría decirse que (una enfermedad mental) es intratable". Y es que, en dicho supuesto, ¿frente a qué tipo de enfermedad estamos? Y ¿si es intratable, es posible que la persona pueda tomar una decisión consciente de esta índole? Al respecto, Bousoño García agregó “a lo largo de más de 40 años de ejercicio profesional no he encontrado ningún caso con sufrimiento intratable".

Lo delicado de la situación es la masividad con la que cuentan los medios digitales por los que se dan a conocer casos como el de “Olympe” o el de Shanti, pues la naturaleza de la psiquiatría es la de dar tratamientos correctos para el alivio de la enfermedad mental y sus consecuencias y no, como pudiera tomarse, la del suicidio como tratamiento, especialmente si quienes están accediendo a dicha información, y posterior decisión, son jóvenes entre los 18 y 29 años.

Para mí, el Estado debería garantizar la prevención, el tratamiento y el seguimiento de las enfermedades mentales y no designar presupuesto a la muerte asistida como una solución.