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Alfas, la generación posnativos digitales

Por: LCC. Gabriel Moreno Rodríguez
Productor; académico en el ITESM; director de noticias; analista en temas de tecnología y CEO
@gabofanfare

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Once años después de escribir artículos para una docena de publicaciones sobre la generación Z, ahora se comienza a hablar de la generación Alfa, sin lugar a dudas, el tiempo avanza nos demos cuenta o no.

¿De dónde sale el nombre y que significa?

De entrada, darle el crédito al australiano Mark McCrindle fundador de la agencia McCrindle Research, quien, en 2008 mientras escribía su libro El ABC del XYZ: Entendiendo las generaciones globales, percibió que estaba a punto de iniciar una nueva generación, distinta a las que se habían estudiado, y que era necesario ponerle un nombre. Después de debatirlo con colaboradores y lectores, McCrindle acuñó el nombre “Alfa” a aquellos niños que nacerían entre el 2010 y mediados de la siguiente década (2025 aproximadamente), hijos de la generación Millennial y los más viejos de la generación Z.

Expertos señalaron que el primer evento que los marcó fue la pandemia por el COVID 19, que obligó a millones de personas en todo el mundo a vivir en aislamiento social y conectados aún más a sus dispositivos en casa, conducta que, en muchos casos, impactó el crecimiento de esta nueva generación.

Es cierto que con la llegada de la generación Z vimos el arribo de niños que, desde su infancia, vieron el mundo conectado por Internet, con tecnología como el correo electrónico, videollamadas, YouTube y las redes sociales dando sus primeros pasos. En su momento, incluso, escribía sobre como este “bombardeo” de información estaba cambiando la forma en que aquellos niños (ahora jóvenes o jóvenes adultos) percibían el mundo a su alrededor.

Y es que, con el entretenimiento en demanda y al alcance de más personas gracias a la red, una generación de niños creció en un mundo capaz de ofrecerles gratificaciones instantáneas sin la necesidad de que terminaran los comerciales en la TV o esperar semanas a que saliera un nuevo número de una revista. Este fenómeno desarrolló una generación más culta y conectada, pero también más impaciente y menos tolerante a cosas fuera de su interés. Incluso vimos la llegada de la “cultura de la cancelación” y como trajo consigo a luchadores y activistas que, si bien reportaron cambios positivos en un sinfín de ámbitos en nuestra sociedad, fomentó el comportamiento de turba y linchamientos que dejaban a un lado el criterio individual.

En su momento y en artículos que publiqué con anterioridad, mencionaba cómo la capacidad de retención en aspectos de contenidos de consumo como programas de televisión y música se contaba en minutos con los millennials, pero en segundos con los centennials, sin embargo, esa brecha se ha reducido con los niños Alfa.

En muchos casos, la velocidad con que los dispositivos se conectan y reproducen contenido de Internet ha llegado a un nivel donde más se tarda un pequeño en dar swipe a un TikTok o un short en YouTube de lo que dicho contenido ya está disponible para ser visto. Y justo en esa interconectividad es que los parámetros y niveles de atención de un niño se cuentan en máximo 5 segundos.

¿Y cómo serán los adolescentes Alfa? Es algo que llama la atención, siendo que, en muchos casos, las adolescencias muestran actos de rebeldía a lo que es la norma en cualquier sociedad. ¿Será acaso que vean como un acto revolucionario el desconectarse?

En muchos jóvenes ya vemos indicios de esta nueva “desconexión digital” con millones de usuarios que mantienen sus redes privadas o vacías, como ocurre con perfiles de Instagram de adolescentes. Será interesante ver dentro de otros 11 años cuál será el legado que dejan los Alfa en el mundo actual, seguro será diferente pero también fascinante para los cada vez más viejos millennials y Z.