Los seres vivos son una parte fundamental en el sistema ambiental, el ser humano como tal resulta ser uno de los principales modificadores de este, todas las acciones que lleva a cabo suelen tener efectos sobre el sistema ambiental.
La economía, por su parte, tiene relación directa y concreta con el ambiente, por ejemplo, las poblaciones con pobreza suelen estar en condiciones de vulnerabilidad que se exponen a contaminantes sin posibilidad de acceso a sistemas de salud eficientes o de poder modificar las condiciones laborales o su lugar de residencia.
La pérdida de la biodiversidad refiere un problema para toda la humanidad y, además, resulta un recurso fundamental para el crecimiento de la economía, contribuyendo a su desarrollo y al bienestar, sin embargo, sorpresivamente, es uno de los primeros indicadores en verse afectado.
La manera en la que se construyó “el desarrollo” del mundo moderno, para establecer la producción de bienes y servicios, podría explicar por qué el ser humano destruye el ambiente para satisfacer sus necesidades. Grandes y diversas potencias mundiales en su camino a dicho desarrollo afectan gravemente el ambiente, por ejemplo, la India, que se vale de la industrialización, pero sufre la consecuencia a través de contar con entornos altamente contaminados y carentes de diversidad de especies que antes coexistían.
Conceptos como “sociedad sostenible” y “desarrollo sostenible” surgen para tratar de controlar los efectos que tiene el crecimiento económico desmedido sobre el ambiente, buscando asegurar que no se comprometan los recursos para las generaciones futuras a través del control de residuos, la emisión de contaminantes y sin saturar la capacidad del medio a adaptarse a dichos cambios.
En contravía a estos conceptos, se ha demostrado que el humano en su afán por alcanzar la mayor productividad decide sacrificar el ambiente, incluso consume sus recursos con inequidad y violando la capacidad de recuperación de estos.
Sería importante cambiar el paradigma en los patrones de consumo y producción con la intención de que se relacionen más con aspectos de pobreza, la vida de las personas, las sociedades y el ambiente. Sin la existencia de equidad, como igualdad de oportunidades, se conduce a la pobreza y la destrucción.
La expresión ambiente pobre: economía rica resulta de que la pobreza se configura en los resultados de la degradación ambiental, por ende, el mejoramiento del ambiente contribuiría directamente a reducir la pobreza y viceversa, logrando un fenómeno circular interdependiente.
La calidad ambiental y la calidad de vida digna deberían ser pilares esenciales para el desarrollo de los países, con esto, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo exigió que la reducción de la pobreza sea condición obligatoria para el desarrollo sostenible.
No es necesario pensar que la reducción de la pobreza y el cuidado del ambiente son conceptos independientes, ¿por qué no pensar en la relación entre uno y otro? Resulta más trascendente mejorar ambos con acciones positivas que logren una sinergia y desarrollo positivo, aunque los esfuerzos pudieran darse divididos.
Durante la historia de la humanidad, el ambiente ha sido pieza fundamental para el desarrollo económico mundial, siendo el principal proveedor de los recursos necesarios, además de ser nuestro reservorio de desechos, sin embargo, no se educa a las generaciones sobre estas premisas, no de la manera adecuada.
Educar para la nueva realidad ambiental va mucho más allá de contenido académico como el que se tiene en la actualidad, es una invitación a la discusión reflexiva que permita que el desarrollo económico y de las sociedades coexistan en armonía con el ambiente y sus indicadores, este cambio en el concepto de “desarrollo y crecimiento” podría minimizar en gran medida las desigualdades sociales que existen, garantizando también el progreso y bienestar de las generaciones futuras y su economía, apostando por la expresión ambiente rico: economía rica.