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Bluffing, ¿la nueva y popular habilidad gerencial?

Por: MMD. Christian Flores Pérez
Experto en dirección de ventas , marketing digital, consultor y speaker
www.linkedin.com/in/soycrismx/

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Gerentes, CEO, tomadores de decisiones y gente informada que nos lee, es tiempo de contarles un cuento.

En una lejana empresa cuyo nombre no recuerdo, o simplemente no quiero acordarme, vivían unos seres indefensos, solitarios y tristes, pero muy capacitados, personajes secundarios que sabían del negocio y tenían las competencias necesarias para hacer crecer a la compañía, pero… en este cuento no todo era miel sobre hojuelas, ya que los protagonistas se llevaban por completo la atención de la gente que tomaba decisiones importantes, aunque al hablar no decían nada. Sin estar preparados o tener experiencia, lograban lo que querían, casi siempre a la perfección, a pesar de no estar calificados tenían voz y voto en el rumbo de la empresa, sólo porque contaban con el superpoder de hablar bonito, convencer en todo momento y minimizar cualquier tipo de error de la directiva con una retórica casi hipnótica y magistral, como si la voz fuese la mismísima flauta mágica de Hammelin.

Estimado lector, ¿le suena a usted este cuento? ¿Le parece conocido? ¿Se ha visto inmerso en esta divertida fábula del mundo Godínez? Pues justo de eso trata este artículo, hace un par de días me encontré en un lugar de convivencia familiar al gerente de una radiodifusora, quien es sumamente articulado al momento de conversar, de hecho creo que inició siendo presentador, es magistral la forma en que te habla, te hace entrar en confianza y desarrolla un pitch de por qué “mi empresa es la mejor”, por qué “mis estaciones de radio son las de mayor audiencia, aunque sólo tenga dos marcas”. Este personaje –porque no encuentro otra manera de describirlo– llamó mucho mi atención por tener habilidades valiosas que, en el campo minado que representa el mundo laboral, se traducen en ventajas competitivas, pero da la casualidad de que muy probablemente en términos académicos este ente no tiene la preparación adecuada para desempeñar la función gerencial. Y no quiero enfatizar sobre él, sino que también me puse a pensar que no es su culpa, cada quien utiliza y juega con las cartas con las que cuenta para desempeñarse en el mundo de los negocios.

Decía mi abuelo, la culpa no la tiene el indio, sino el que lo hace compadre. El tema, como les comento, no es particular, sino general. En un país como México, ¿cuántas personas creen ustedes que manejan este perfil? Cuántos deben estar detrás de escritorios en posiciones gerenciales, llevando una empresa que cabalga en los lomos de la improvisación y las palabras bonitas. Empecemos por el principio, el fondo y la forma, es decir, un gerente debe ser y parecer, debe saber hablar y expresarse para poder comunicar, pues comunicar es convencer. Pero también debe saber de administración, mercadotecnia, recursos humanos, producción, liderazgo e infinidad de conceptos que, disculpen que se los diga, no se aprenden en “la escuela de la vida”.

Señores gerentes, directores y propietarios de compañías, hay que tener sumo cuidado con personas que sólo son la forma y no el fondo. Hoy por hoy, me he podido percatar de que blufear o presumir más de lo que un individuo puede hacer es uno de los males que aquejan a la industria, en incontables sectores hay personajes especializados en vender humo y construir cosas sin cimientos firmes. No nos dejemos engañar, no los pongamos en posiciones gerenciales, el bluffing no es una habilidad gerencial, imaginemos lo peligroso que puede resultar tener a alguien sin preparación tomando decisiones estratégicas. Los negocios representan un terreno habido de incertidumbre constante y justo en esta incertidumbre nuestro corazón busca escuchar lo que le gustaría escuchar, pero no precisamente realidades o panoramas duros, un profesional debe sustentar con números y panoramas claros (aunque no sean favorables). Un verdadero ejecutivo de línea debe navegar con la bandera de la realidad, tanto para la empresa como para la mesa directiva, jefes directos o inversores. No normalicemos esta cultura del bluffing como tantas cosas que se normalizaron con los años. Cuántas veces no he escuchado a pseudoejecutivos responder ante un problema con “claro, la empresa tiene graves áreas de oportunidad, pero es algo en lo que ya estoy trabajando”, sí, claro… en la corporación como en el periodismo: ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde? Hagamos juntos, con nuestras actitudes, un México más honesto en la escena gerencial.