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Crédito social chino o el control del futuro

Por: MDC. Daniela Paz Aguirre
Maestra en Derecho Constitucional y Derechos Humanos, por la Universidad Panamericana de México
dannypaz2107@gmail.com

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Para el año 1999, la imaginación del colectivo fluctuaba entre ideas apocalípticas, tecnología de punta, autos voladores, en fin, todo aquello que se había visto en las películas, pero que parecía inalcanzable. Incluso, la forma de hacer televisión se vio reinventada y así, de la mano del nuevo milenio, se lanzó “Big Brother”, ese programa de telerrealidad donde un ojo omnipresente observaba cada movimiento de los inquilinos de una casa, al mismo tiempo que era transmitido a todos los televisores de la nación que se tratase.

Nadie puede negar que fue un “hito” en la forma de hacer televisión, pero este innovador formato está basado en el libro 1984, de George Orwell, donde, en resumen, el “hermano mayor” actúa como un ente invisible, observador de todos y de todo, con la finalidad de influir en la conducta de la población, a través de sentimientos tan humanos como el miedo o el respeto.

Este mundo ficticio del libro fue llevado a la televisión como mero entretenimiento, pero ¿qué pasaría si fuera una realidad?

De acuerdo con el portal español Digital guide ionos, en el 2014 el gobierno chino anunciaba que para el año 2020 pretendía implementar por todo el territorio el “sistema de crédito social” para ciudadanos y empresas, una especie de “puntaje” que, considerando tu comportamiento social, político y moral, evaluaría tu fiabilidad para acceder a préstamos bancarios, universidades de prestigio, ser elegible para la renta de un inmueble o ser suficientemente confiable para comprar boletos de avión o de tren.

La intención de regular el comportamiento tiene como finalidad –entre otras– eliminar la corrupción que invade todo el territorio chino, aumentar la seguridad entre la población y, en general, educar a los ciudadanos para que mantengan una mejor conducta y se refleje en la prosperidad de la nación.

Carlos García Rawlins, periodista del prestigioso Reuters, explica que dentro de las conductas que serán observadas y calificadas como negativas se encuentran: no separar correctamente tu basura, escuchar música a un volumen alto a ciertas horas, violar las reglas de tránsito, hacer reservas en restaurantes y no presentarse, fraudes o comportamientos económicos deshonestos, es decir, no pagar tus deudas.

Por otro lado, también existirían conductas loables que te darían puntos positivos dentro de tu “crédito social”, por ejemplo: donar sangre, ser voluntario en servicios comunitarios o donar a instituciones sin fines de lucro.

Se sabe que, a la fecha, el sistema de crédito social no ha sido implementado, sin embargo, sí existen “proyectos piloto” en algunas regiones del país, por lo que se cree que el sistema tendrá un total de 1000 puntos con los que comenzará cada individuo, de acuerdo con su comportamiento podrá alcanzar un máximo de 1300 puntos y no se tiene claro cuál será el “mínimo aceptable”. Según el portal antes mencionado, se podrían emitir listas positivas y negativas de acuerdo a tu puntaje, quién o quiénes valorarán las listas y si cumpliste o no con los criterios, se desconoce. Tampoco se tiene claro quién actuará como “árbitro” en caso de una discrepancia en los criterios y es que la fiabilidad es un término bastante vago y difícil de definir.

Lo que sí se sabe es que, para mantener control y vigilancia de 1,400 millones de habitantes, y después de la paranoia de la pandemia, China ha puesto cerca de 600 millones de cámaras de circuito cerrado con reconocimiento facial y de marcha, para tener en la mira a su basta población. Para que nos demos una idea de lo extensa que es esta red, China representa el 54% del total de cámaras de videovigilancia en el mundo, de acuerdo con el diario español La razón. No obstante, las cámaras son apenas una parte de la excesiva vigilancia que mantiene el gobierno, pues se sabe que existe una gran generación de datos sobre los usuarios de Internet, especialmente a través del gigante de la red social, es decir, TikTok y el imperio de las compras: Alibaba y sus filiales. De esta forma, el gobierno sabe tus gustos, hábitos, dirección, sitios que visitas en la web, con qué finalidad, si apoyas políticas públicas y toda aquella información que podamos imaginar para convertirse en el único juez que decide si representas o no una amenaza para la “estabilidad social”.

Aunque al interior del país, hay muchas voces de apoyo a este tipo de puntajes, por costumbre, confianza o miedo, el resto del mundo observa inquietante el comportamiento de China, después de todo, también es conocido como el “gran laboratorio humano” por su extensa población.