INICIO | CIENCIA Y TECNOLOGÍA
CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Economía conductual: ¿comprando por necesidad o por manipulación?

Por: LI. José Eduardo Carrillo Castillo
Gerente de sistemas e informática STRATEGA Consultores
eduardo.carrillo@strategamagazine.com

Share This:

La economía clásica asume que los consumidores toman sus decisiones de compra con base en la racionalidad, de ahí surge la polémica mano invisible que Adam Smith propuso para crear el libre mercado. Pero a estas alturas de la historia y los avances psicológicos que se han logrado, sabemos que más allá de una conducta racional, el ser humano tiene sesgos que lo llevan por un camino más que irracional, de aceptar esto es precisamente que surge la economía conductual, es decir, en lugar de asumir que las personas siempre toman decisiones racionales, se reconoce que otros factores como las emociones, la cultura y el entorno pueden influir.

Estamos viviendo un auge de inteligencias artificiales (IA) que actualmente proponen soluciones para casi todo, Geoffrey Hinton, renunció en mayo a su cargo en Google para darse la libertad de advertir de los peligros de la IA, tecnología que él mismo ayudó a crear. Básicamente, y al igual que Sam Altman –fundador de ChatGPT–, advierte y coincide en que la IA en malas manos se podrá comparar con el proyecto Manhattan, el cual llevó a la creación de la bomba atómica; a su vez, Elon Musk predice que nos llevaría a la singularidad tecnológica, concepto que hace referencia a que los humanos serán superados en todos los aspectos por las máquinas artificialmente inteligentes, en teoría esa es una de las grandes aspiraciones del avance tecnológico, que las máquinas se hagan cargo de los trabajos rutinarios, pesados y tediosos, para que el ser humano se pueda dedicar a lo que verdaderamente le apasiona, pero bastaría con leer al psicoanalista Erich Fromm, y su obra Miedo a la libertad, para asumir que aún nos falta mucho para que el individuo pueda disfrutar verdaderamente de una libertad.

Uno de los mayores sueños del marketing es vender cosas sin realmente entregar nada, para ejemplo las obras de arte que, al comprar algún cuadro de alto valor, más que entregarte el objeto en sí, te dan un certificado que te hace técnicamente poseedor de una parte de la obra. De aquí surge la idea de la creación de los tokens no fungibles (NFT) y trajes digitales (skins) para utilizarlos en videojuegos como Fornite, los cuales han dejado derramas millonarias de dinero, ya que se eliminan líneas completas de producción, se hacen innecesarias las cadenas de suministro y prácticamente no se requiere contratar a nadie más que un equipo de programadores para crear los artículos digitales. 

¿Te has preguntado alguna vez cómo el cerebro mide que realmente necesita algo? En cuanto al contexto de consumo se trata, el sesgo de anclaje se refiere a la tendencia de las personas a depender demasiado de la primera información que reciben al tomar decisiones. Un ejemplo podría ser cuando una tienda en línea muestra un precio inicial alto para un producto y luego presenta uno "rebajado", lo que puede llevar a los consumidores a creer que están obteniendo una oferta. La IA utiliza este sesgo para proporcionar recomendaciones o costos iniciales que influyan en la decisión del consumidor, sin que haya investigado si ese realmente es el precio más bajo y sin revisar el precio histórico de lo que está consumiendo.

En conclusión, la economía conductual combinada con la inteligencia artificial presenta una oportunidad única para mejorar la toma de decisiones en diferentes campos. Los sesgos cognitivos, como el sesgo de anclaje, el efecto de dotación y el sesgo de confirmación pueden ser empleados para personalizar recomendaciones y mejorar la eficacia de las decisiones del consumidor. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la ética y la transparencia deben ser consideradas al utilizar la IA en la toma de decisiones, especialmente cuando se trata de datos personales. Sin regulación, la IA puede ser usada para manipular al consumidor y hacerlo comprar productos que en realidad no necesita. Esto ocurre cuando el consumidor busca un sentido de pertenencia y propósito, pero desconoce si el producto que está comprando es lo que precisa.