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PANORAMA INTERNACIONAL

Inteligencia artificial, la nueva economía de la información

Por: DA. Javier Rueda Castrillón
Analista económico en diferentes medios; autor de artículos sobre política y economía
jruedac@me.com

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Navegando entre los miles de videos, tiktoks y fast content, me detuve unos segundos para ver a los típicos influencers tecnológicos, situación que hasta la fecha ha provocado una lluvia de nuevas opciones en las que, si algo tienen en común, es la prontitud con la que la inteligencia artificial (IA) cambiará nuestras rutinas. Cuestión de algoritmos, el bombardeo de aplicaciones y tips me sigue acompañando para hacer conciencia del cambio al que nos enfrentamos, un punto real en el que la ciencia ficción se mezcla con sueños imposibles y resultados dignos de un acto de magia.

Como si de una Matrix se tratara, el mundo ha entrado en shock al saber que las guerras tecnológicas apenas inician, una nueva forma de conquistar el planeta que requiere visión y dinero para lograr su cometido. China no se ha querido quedar atrás, seguros del poder de la inteligencia artificial, se ha posicionado como el mayor inversionista con enormes sumas de dinero destinado a la investigación y desarrollo; en el 2020 el gigante asiático invirtió 20 mil millones de dólares convencido de tener el camino hacia el futuro, cifra ridícula si la comparamos con un 2025 cuya inversión será superior a los 147 mil millones de dólares, distribuidos en proyectos que van desde el reconocimiento facial hasta la conducción autónoma segura.

Silicon Valley no quedará atrás, sus más de 110 mil millones de dólares para el 2025 serán un rival considerable para alcanzar el tan ansiado liderazgo, su visión pondrá en el mercado una amplia gama de aplicaciones, desde la atención médica hasta la manufactura, ofertando un collage de automatizaciones que prometen cambiar el mundo laboral.

Países y personas, compañías y magnates al más puro estilo “Elon Musk” que, dicho sea de paso, presume implantes capilares tecnológicos que monitorean todo el sistema nervioso en un ecosistema en el que, con dinero, la idea puede ser llevada a la realidad.

El panorama internacional empieza a entender el alcance, de manera ingenua muchos preguntan si será una revolución tan detonante como la imprenta, la máquina de vapor, la bombilla o el teléfono… la IA tendrá una capacidad de impacto mayor al encontrarnos en un mundo comunicado, global y tecnológico, tres ingredientes que hacen mucho más fértil el camino.

Mientras los chatbots nos ayudan a realizar tareas simples, los asistentes virtuales nos brindan información y entretenimiento, pequeños ejemplos si dimensionamos la capacidad para analizar imágenes médicas, detectar enfermedades en etapas tempranas, operar o desarrollar terapias personalizadas, todo esto en conjunto con procesos de investigación que permiten el descubrimiento de nuevos medicamentos. Si analizamos agricultura, deporte, música, entretenimiento, economía, manufactura o cualquier tema en el que usted se desempeñe, la capacidad de optimización de tiempo y resultado debe concluir en la garantía de mejorar cualquier proceso, un crecimiento exponencial para brindar un horizonte distante del presente.

Me gustaría presentarle un futuro con garantías, a medida que las empresas adopten tecnologías de IA para mejorar la eficiencia y reducir costos, reducirán su necesidad de mano de obra, provocando un impacto negativo en la economía. Panorama desolador para los que no son capaces de entender el cambio, no sólo por su escasa visión, sino por su falta de recurso, haciendo un sesgo social en un mundo cada vez más polarizado.

La dependencia tecnológica la hemos vivido a ritmo del smartphone, generaciones que no conocen un mundo desconectado con una valoración de procesos insultante. Películas de dos horas resumidas en 30 segundos en TikTok cuyo contenido prefiero, en la mayoría de las veces, no recordar… Hoy la vulgaridad y el humor soez tienen un cupo peligroso en la evolución, las herramientas son parejas para todos y, carentes de formación, la información parece no tener precio otorgando poder a nichos sociales incoherentes. Aquel Arnold Schwarzenegger protagonizando Terminator no parecía estar equivocado, el mundo será conquistado por las máquinas y llegará a su fin… Somos seres sociales, no artificiales, si entendiéramos esta dimensión, de otras cosas estaríamos hablando, ¿no cree? ¡Hasta la vista, baby!