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PANORAMA POLÍTICO

La maldición de la voluntad política

Por: MAPPP. Samantha Aurora Acosta Cornu
Economista, maestra en Asuntos Políticos y Políticas Públicas, docente y doctorante
samantha.acosta@uaslp.mx

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La voluntad, que cosa más abstracta y difícil de definir, ¿qué es? ¿Para qué sirve?  En el imaginario, la voluntad parece algo que nos llena de vitalidad, de empuje para hacer algo. Constituye la intención de actuar, hacer, deshacer u otorgar algo de uno mismo, tiempo, espacio, conocimiento, recursos de algún tipo.

Es claro que la voluntad funciona como una especie de gatillo que acciona una cadena de eventos para llegar a un resultado. Para ello, parece indispensable tener interés en lo que sea que se esté persiguiendo como fin, de lo contrario, no resulta lógico que se incurra en molestias, incomodidades y mucho trabajo para imprimir voluntad en las acciones.

Ahora bien, la voluntad no es algo que surge una vez y con ello se cumplen los objetivos, más bien se debe sostener en el tiempo, pues es lo que ayuda a sortear las dificultades y obstáculos –que, sin duda, se presentarán– en la persecución del fin deseado.

Considerando todo lo anterior, resulta un tanto complejo que la realización –o no– de ciertas cosas dependa únicamente de la voluntad, puesto que no siempre estará presente, siendo que, si no se ejercita y se procura vincular con un sentido de la responsabilidad, será sencillo abandonar o fingir que se hacen las cosas sin la verdadera intención de completarlas. Dije que resulta complejo dejarle las cosas a que haya o no voluntad y es precisamente así como sucede, por más increíble que suene.

Por si fuera poco, al añadir la palabra "política" a esta voluntad todo se complica y esto es mucho más común de lo que parece. En este sistema social y político, existe una gran cantidad de temas que pueden estar ya colocados en la agenda política y, aun así, no atenderse, y mucho menos resolverse, por falta de la famosa "voluntad política".

Bajo este concepto se han cobijado situaciones de simulación y mediocridad en cuanto a resultados en diferentes ámbitos, desde la aplicación de una reforma legislativa, hasta la resolución de problemas públicos mediante políticas públicas locales o nacionales.

Hay áreas más propensas a quedarse "estancadas" por esta llamada voluntad política, podemos referirnos a la cuestión medioambiental como un claro ejemplo. Todo el mundo entiende lo importante que es procurar la conservación del medio ambiente como espacio que nos contiene como especie y sociedad, también se comprende que una parte de esa conservación corresponde al ámbito privado e individual, y otra, al Estado que, a través de políticas y programas públicos, debe buscar el bien común y, por lo tanto, garantizar que se conserven los recursos, se restauren los daños y se busquen prácticas menos nocivas y degradantes hacia el medioambiente.

Otro ejemplo palpable es lo relativo a la planeación urbana. Es un tema común para los territorios, sean locales, nacionales o internacionales, el hecho de que no se realice la planeación de las zonas urbanas y su crecimiento de manera ordenada, mucho menos el asunto de la planeación rural y poblacional correspondiente.

Parece muy obvio que son temas importantes, también lo es que no se está trabajando para resolver las incidencias, ¿es falta de conocimiento científico?, ¿falta de propuestas? No. Es increíble que lo recurrente sea pensar que todo se pudo haber previsto o que alguien ya debería haber pensado una solución, y seguramente así es. Entonces, si ya hay soluciones propuestas, si ya hay proyectos y previsiones, e incluso se podría pensar en las fuentes de financiamiento y presupuesto, si ya existen todas esas condiciones ¿por qué no se resuelven?

Lo normal será pensar en los intereses políticos y económicos que subyacen, y probablemente mucho hay de eso, pero, además, está la renombrada y famosa voluntad política que, atendiendo a los intereses (tanto propios, como los ya mencionados) se encargará de no encargarse de nada, hasta que no le dé la gana. Así pues, ¿cómo acabar con la maldición de la voluntad política?, seguir buscando espacios y cabildear para imprimir algo de interés en quien toma decisiones.