El continente europeo, incluida la Unión Europea, enfrenta una situación compleja marcada por fragmentación, desigualdad y tensiones entre sus estados miembros. La ultraderecha, aunque presente desde hace tiempo en todo el mundo, ha ganado terreno en Europa capitalizando dificultades económicas, globalización y crisis de los refugiados. Algunos otros eventos significativos que muestran esta tendencia son las recientes elecciones europeas de 2024, las cuales dejaron un panorama más conservador, con partidos de ultraderecha como la Agrupación Nacional en Francia, Alternativa para Alemania (AFD) y el Partido de la Libertad de Austria (FPO) obteniendo resultados históricos. Estos partidos han capitalizado el descontento popular por temas como el desempleo, la inflación y la inseguridad social, adoptando una retórica populista y nacionalista. La crisis migratoria también ha sido explotada por la ultraderecha para movilizar a sectores preocupados por la inmigración y la seguridad nacional. Un aumento de la presencia de la ultraderecha en el Parlamento Europeo podría dificultar la implementación de políticas ambientales y de asilo, así como obstaculizar la integración europea.
A diferencia de algunos países de Europa y América Latina, México ha resistido el auge de la ultraderecha. A pesar de la popularidad de líderes como Trump, en Estados Unidos; Bolsonaro, en Brasil, y Milei, en Argentina, los candidatos ultraderechistas en México, como Eduardo Verástegui, no han logrado obtener suficientes firmas para presentarse como independientes en las elecciones presidenciales. Esto se puede deber a razones históricas y actuales que diferencian a México de otras naciones de su entorno.
Sin embargo, a nivel general, el auge de partidos de ultraderecha en países europeos como Francia, Alemania, Austria y España podría tener algunas implicaciones para América Latina a mediano plazo, entre estas se encuentra la dificultad en la firma de nuevos acuerdos comerciales y la revisión de los existentes en términos menos favorables para la región, esto afectaría especialmente a sectores exportadores como la agricultura y la manufactura que dependen de las ventas a Europa.
Además de una reconsideración de inversiones europeas en América Latina por riesgos políticos, ya que las empresas europeas podrían evaluar con más cautela sus inversiones en México, esto podría impactar sectores clave como el automotriz, el tecnológico, el de salud y el de servicios. El fortalecimiento de las políticas migratorias y la imposición de requisitos de visa más rigurosos han tenido un impacto en la movilidad de los ciudadanos latinoamericanos, por ejemplo, si las políticas migratorias europeas se vuelven más estrictas, esto podría afectar a los ciudadanos mexicanos que desean trabajar, estudiar o vivir en Europa, con consecuencias para el turismo y los negocios. La reducción de la asistencia exterior y la cooperación internacional estarían sujetas a condiciones políticas, como ejemplo se podría dar que los partidos de ultraderecha en Europa serían capaces de priorizar el gasto interno en lugar de la ayuda exterior y la cooperación internacional, lo que resultaría en una disminución del financiamiento y el apoyo técnico para proyectos de desarrollo en México. Además, podríamos observar un enfoque menos centrado en la sostenibilidad ambiental y una disminución en la colaboración en temas climáticos. También se observaría una menor presión en relación con los derechos humanos y la democracia, con posibles fortalecimientos de relaciones con gobiernos de derecha en la región.
Por el momento, el impacto concreto de la ultraderecha europea en México parece ser limitado, los partidos de esta índole no lograron éxito en las recientes elecciones presidenciales mexicanas. No obstante, será importante vigilar si el auge de la ultraderecha en Europa se traduce a mediano plazo en cambios en las relaciones bilaterales y en la política exterior de México hacia la Unión Europea. Esto requerirá un análisis cuidadoso de la dinámica entre ambos continentes y las lecciones que se puedan aprender en este y los siguientes años.