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Las ‘maids’

Por: Guadalupe Loaeza
Autora de varios libros. Conductora de televisión y radio, articulista en diversos diarios y revistas de circulación nacional
@gloaeza

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Uno de los temas de conversación recurrentes de las legendarias "niñas bien" de la década de los ochenta eran sus constantes quejas respecto a las "maids", como llamaban a las trabajadoras del hogar. En un artículo titulado Downstairs (La Jornada, 1994), describo la triste realidad, que aún existe entre estos dos mundos totalmente opuestos: "No hay nada más contrastante dentro de un típico hogar mexicano que el cuarto de una patrona y el de la sirvienta, criada, trabajadora del hogar, o simplemente 'maid', como las llaman las que se sienten muy ladies. No importa la colonia, nivel social o económico, por lo general, la diferencia entre estas dos recámaras es apabullante. Sin embargo, entre más espléndida y lujosa resulte la casa, el contraste es mayor". Cuando se referían a la habitación de sus empleadas, decían: "A veces son tan incivilizadas, una trata de hacerlas personas, pero no entienden. Todo lo rompen, lo echan a perder. Cuando se les cae algo, dicen: 'Se me chispó'. Por eso tienen su cuarto así, son unas puercas. Siempre está tapado su baño, es que lo llenan de papel. Que lo destapen ellas. Ni de chiste voy a pagarles un plomero. Me niego rotundamente a entrar a su cuarto. Nada más me deprimo y hago corajes. De seguro está como una pocilga. ¡Qué horror!".

Desafortunadamente, la relación entre empleadoras y empleadas no ha cambiado, incluso, ha empeorado: "el grupo de 2 millones 480 mil 466 trabajadoras del hogar que hay en México es uno de los más vulnerables a los efectos de la emergencia por el COVID-19, debido a que carecen de un empleo estable y beneficios como acceso a la seguridad social" (Reforma). Nada más uno por ciento está inscrito en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Desde que empezó la epidemia, muchas de ellas fueron enviadas a su casa a "descansar", sin goce de sueldo. La mayoría, casadas o madres solteras, mantiene a sus hijos, e incluso a sus padres. Según la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, 9 de cada 10 personas ocupadas en el trabajo del hogar son mujeres y 31.2 por ciento son jefas de familia. Aquellas que se quedaron sin trabajo se ven obligadas a salir a la calle y buscar lo que sea con tal de ganar un poco de dinero. Algunas de ellas venden en los cementerios flores o cruces pintadas a mano, para todos los que han muerto a causa del coronavirus.

En el segundo boletín de información realizado en diciembre de 2019, por la licenciada Soledad Carreño, coordinadora del programa para la Protección de las Trabajadoras del Hogar, tuvo a bien comunicarnos que: "AMLO, en su conferencia mañanera del jueves 5 de diciembre de 2019, da a conocer que enviará al Senado de la República la solicitud de ratificación para crear las condiciones obligatorias de seguridad social de las trabajadoras del hogar como cualquier otro trabajador. Una vez ratificadas las condiciones laborales de las trabajadoras del hogar, será incorporado a la legislación nacional y les garantizará mejores condiciones laborales a este sector". Buena y justa iniciativa. Hay que decir que Zoé Robledo, director del IMSS, había lanzado anteriormente un programa piloto de Afiliación de Trabajadoras del Hogar, en el que convocaba a inscribir a las trabajadoras del hogar para recibir todos los beneficios de las prestaciones laborales. Al mes de mayo, el programa tenía registradas 22 mil 300 empleadas. Para las que no están inscritas en él: "empresarios y activistas impulsan la iniciativa 'Alivio Solidario' para recaudar fondos y entregarles 2 mil pesos mensuales, por tres periodos, a quienes se registren y llenen un cuestionario para identificar su afectación" (Reforma). Con esto queremos pensar que la ciudadanía está mucho más sensibilizada que antes respecto a este sector fundamental para la economía mexicana.

Las patronas ya no podemos hacer caso omiso de los derechos que merecen las trabajadoras del hogar, tenemos y debemos de cumplir con nuestras obligaciones. Ya no hay pretextos, una vez que termine la crisis sanitaria, las patronas debemos y tenemos que inscribir a todos aquellos que trabajan en nuestro hogar, ya sea desde hace muchos años, o bien hace poco tiempo. Es nuestra obligación y ya está en la ley. No hay de otra. Como bien dice el cineasta mexicano Alfonso Cuarón: "Cuida a quien te cuida", quienes ciertamente son mujeres con derechos como cualquier ciudadana mexicana y ya no como solían llamarlas antes, "maids".