En 2016, la Doctora Anna Lembke publicaba su libro Drug Dealer, MD, en el que explicaba la compleja situación que vivían los médicos, las farmacéuticas y los pacientes con relación al uso excesivo de opioides para tratar el dolor crónico en los Estados Unidos. Hoy, en 2023, la crisis de salud generada por el abuso de sustancias derivadas de los opioides naturales y sintéticos ha recobrado más fuerza al ser catalogado como un conflicto a nivel nacional y ser motivo de recientes asperezas con el gobierno mexicano, al que se le acusa de no haber tomado acciones decisivas para frenar la producción y venta de fentanilo que enferma –dicen– a cientos de miles de personas del otro lado de la frontera.
La pregunta inmediata sería, entonces, ¿cómo llegó a convertirse el uso del fentanilo en una crisis de salud a nivel nacional? Aunque nadie lo ha asegurado, la doctora Lembke deja ver en su libro un posible origen que se remonta a 1996, año en el que las agresivas campañas de publicidad realizadas por farmacéuticas como Purdue intentaban generar ganancias millonarias con la venta de su producto estrella: la oxicodona. Un medicamento derivado de opioides que se recetaba para el combate del dolor crónico, prometiendo su eficacia al mismo tiempo que negaba rotundamente la adicción.
Para muchos estadounidenses, la oxicodona se convirtió en el único fármaco que aliviaba sus dolencias y les permitía la posibilidad de tener una “vida normal”, lo que nadie (ni los propios médicos que les recetaban) les advirtió era que su uso no sólo causaba adicción, sino que producía una resistencia que obligaba a incrementar la dosis de manera gradual e interminable, lo que evidentemente generaba cada vez más ingresos para la farmacéutica que la distribuía. Se estima que, en los primeros cinco años desde su aparición en el mercado, la oxicodona generó mil millones de dólares anuales en ganancias para Purdue Pharma.
Uno de los grandes problemas con el uso de esta sustancia es que, al ser una potente droga, su interrupción provocaría lo que se conoce como “síndrome de abstinencia”, lo que obliga al usuario a perpetuar su consumo y ante la imposibilidad de seguir consumiendo, ya sea porque el médico deje de prescribirla o bien por la falta de dinero para comprarla en el mercado negro, el usuario se inclinaría por drogas más baratas como la heroína con la finalidad de detener los estragos físicos de la abstinencia.
En Drug Dealer, MD, Lembke señala que, de acuerdo con el director del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, en Estados Unidos de América hasta el 2016, 16 mil personas morían cada año como resultado de una sobredosis por opioides, estimando que 3 de 4 adictos a la heroína comenzaron con una prescripción de esta sustancia. No obstante, la misma fuente confirmó que estas cifras aumentaron hasta 108 mil personas para el año 2021, lo que enfatiza la gran problemática a la que se enfrenta dicho país.
Entonces, ¿qué relación tiene la oxicodona con el fentanilo? Bien, pues una de las causas que señala el doctor Elmer Huerta, en un artículo que realiza para el portal de CNN News, es que haber extendido a lo largo y ancho del país americano el uso desmedido de poderosos opiáceos para enfermedades no graves derivó en una masiva cantidad de usuarios a los que el narcotráfico identificó como un mercado creciente y cautivo al que se le proporcionaron enormes cantidades de heroína y opioides sintéticos más baratos y de relativo fácil acceso, entre ellos el fentanilo, 100 veces más potente que la morfina, de acuerdo con el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EUA (NIDA, por sus siglas en inglés) y que combinado con otras drogas como cocaína, metanfetamina y heroína lo hace, además de letal, mucho más asequible.
De todo lo anterior, resulta innegable la crisis de salud que se enfrenta por el abuso de opiáceos, así como la participación de los cárteles de la droga como los principales proveedores de sustancias ilícitas, pero –a discreción de quien escribe– también lo es la activa participación del sistema farmacéutico en la creación de nuevos adictos de todas las esferas sociales y de todas las edades.
Lo cierto es que mientras se escriben artículos para dilucidar cómo se llegó a este punto, se realizan series exponiendo a las farmacéuticas en el indiscriminado uso de opioides o se tensa más la relación bilateral México-EUA, cientos de miles de personas mueren sin que aparentemente nadie pueda hacer algo para detenerlo.