STRATEGIAS
La vida, la gente y el incesante paso del tiempo son el factor común de nuestra estancia en este mundo, la cotidianidad y las acciones que diariamente repetimos nos llevan a considerar que todo es lo mismo. Sin embargo, esta inercia nos puede hacer pensar erróneamente que las cosas siempre se mantendrán igual, algo a lo que esto aplica mayormente son los bienes materiales y los esquemas sociales, tales como los puestos de trabajo.
La semana pasada estaba pensando cosas en el Walmart más cercano a mi casa cuando descubrí algo que me horrorizó y me emocionó al mismo tiempo: la fila del autocobro era cuatro veces más larga que la de las cajas convencionales y, a pesar de eso, la gente se seguía formando. En contraste, y a pesar de que el volumen de personas formadas era mayor, avanzaba proporcionalmente más rápido, pero mi sorpresa no quedó ahí, extrañamente en cierto momento las cajas normales se vaciaron. La lógica podría indicar que la gente migraría a las cajas hábiles, ¿no? Pues contrario a todo pronóstico, la gente no cambió su elección, las personas estaban cómodas y confiaban ciegamente en la velocidad, el propósito y la efectividad del autopago.
Después de esto, volví a ensimismarme en mis pensamientos sólo para concluir que todo cambia, aunque no nos demos cuenta, así es el juego de la vida, al igual que el juego de la industria, algo terminará por cambiar y afectará a terceros para bien o para mal, la vida seguirá avanzando, empresas nacen y mueren, pero el cambio jamás deja de ser una constante.
Es así como, sin salir de mi maraña de inquietudes pseudo-reflexivas producto de un simple aparatejo que permite cobrar mediante código de barras, más pensamientos llegaron a mi mente, particularmente una premisa: si existen 10 unidades de autocobro, quiere decir que debería haber por lo menos 8 cajeros de carne y hueso fuera, pues claramente han sido remplazados por la tecnología y probablemente el futuro de las cajas tradicionales se vea amenazado cuando la tienda descubra que es más económico dar mantenimiento a una máquina que pagar seguro, PTU y fondo de ahorro a un humano como tú y como yo.
¿Qué profesiones o trabajos estarían por desaparecer en los próximos años? Muy bien, vayamos al top del desempleo.
| Cajero bancario | No es necesario tener a alguien en ventanillas, las practicajas lo hacen todo y un banco que no tiene una app móvil competitiva en términos de servicio puede darse por muerto desde ya. |
| Ajustador de seguros | Tardan años en llegar en momentos donde la tensión reina y la velocidad lo debería ser todo. Poco falta para que tú sólo te bajes (si puedes), tomes las fotos del siniestro y generes un reporte automático para que alguien del taller llegue directo por tu coche, obviamente algo tendrá que ver IA con esto. |
| Administrativos que cubren procesos básicos o poco complejos | Todo se puede hacer desde un cajero o portal de Internet y, aceptémoslo, en un país como México este tipo de perfiles no ayudan mucho cuando tienes un problema. |
| Veladores, personal de seguridad | Cámaras de seguridad, sensores de proximidad, sistemas infrarrojos y mapas de calor pueden ser igualmente efectivos. |
Algo relevante es que, aunque aquí enumeramos cuatro casos, en realidad son cientos, quizá miles los puestos que estarían por desaparecer, sobre todo en países en vías de desarrollo o “economías de escala”.
Ahora, ¿cuál es la clave para no desaparecer? La especialización, la experiencia y la habilidad para realizar algo que una máquina difícilmente podría hacer con el nivel de exigencia que la humanidad requiere, por ejemplo, hacer tamales de pollo en exquisita salsa verde o lograr un excelente mole de olla tradicional. O si ya nos queremos ver más profesionales, alguien me dijo “el día que no cobres por lo que haces, sino por lo que sabes, estarás del otro lado”. Una máquina, un sistema, una solución de Tecnología de la Información siempre estará hecha para “hacer”, no para “saber”, ahí está la clave de la supervivencia en el panorama laboral para LATAM en los siguientes años. Así que ya lo sabe, querido lector, deje de preocuparse por lo que hace, es mucho mejor capitalizar lo que sabe, las máquinas son malas, no deje que una lo sustituya sin luchar.
Claramente, John Connor (Terminator, 1984) jamás vio venir esto.
