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Vivir en la era de la infodemia: el gran reto social

Por: DCH. Edgar Josué García López
Doctor en Ciencias y Humanidades, por la UNAM y la UAdeC; investigador de la UCEM y del GICOM
edgarjosuegl@hotmail.com

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Infodemia proviene de relacionar las palabras información y epidemia, en términos coloquiales se habla de este fenómeno cuando existe una gran cantidad de información, datos o noticias (verdaderas o falsas) que generan pánico o incertidumbre entre la sociedad civil; y aunque el concepto apareció por primera vez en una columna del Washington Post en 2003, ha cobrado especial relevancia en los últimos años a partir del uso que le ha dado la Organización Mundial de la Salud debido a la pandemia por coronavirus. Javier Murillo, consultor especialista en tecnología digital, la refiere de manera sencilla y acertada como la viralización, intencional o no, de contenido especulativo no verificado, que afecta la noción y el juicio de la opinión pública. Al respecto, propongo que a partir de estos conceptos se comprenda que la principal característica de este fenómeno es que se produce por la combinación de varios factores, entre ellos tres muy importantes, en los que profundizaré a continuación, y a los que he llamado el triángulo de la infodemia: corpus (cantidad y veracidad), propagación (velocidad y alcance) e impacto (efecto y oportunidad).

Inicialmente hay que reconocer que todas las puntas de este triángulo se refieren a la información, y que en cada una de ellas existen dos elementos conectados, una relación bipartita que por sí misma ya tiene suficiente influencia en el comportamiento social; y cuyo impacto se triplica cuando se mantienen en interacción constante las tres parejas posibles. La primera dupla es el corpus, que se refiere por un lado a la cantidad de información que se tiene a la mano sobre un tema, la cual puede variar en un gradiente de escasa hasta excesiva; este aspecto es importante si se toma en cuenta la capacidad que tiene cada quien para ordenar, analizar e interpretar datos; lo que para algunos puede ser mucho, para otros apenas es suficiente; por esta razón es errónea la idea de pensar que sólo la cantidad es determinante. Por otro lado, está la veracidad, lo cierto o falso de la información, sobre lo cual no hay mucho más que agregar. Ahora bien, imaginemos las posibles relaciones de ambos factores, por ejemplo, exceso de información falsa o escasez de información verdadera. Es aquí donde da inicio la incertidumbre.

El segundo punto es la propagación, que hace referencia a qué tan rápido o lento se transmiten las noticias dentro de un grupo determinado, es decir, a su velocidad; así como a la cantidad de personas que hacen uso de ella, lo que se conoce como su alcance. Estos dos elementos también mantienen varias posibles relaciones, como cuando hay información propagándose rápidamente entre pocas personas, o lentamente entre muchas, por mencionar algunas. Aquí comienza la viralización.

El tercer punto, el impacto, se comprende como la actitud que genera en los receptores la exposición de determinados datos, es decir, a su efecto. Y, por otro lado, la oportunidad hace referencia al momento en que llega dicha información a las audiencias. La relación entre estos dos aspectos es mucho más ambigua, ya que en gran parte son dependientes de lo que ocurra con el corpus y el impacto; es frecuente que suceda que una gran cantidad de información sobre un tópico específico, ya sea auténtica o no, propagándose rápidamente, y hagan más difícil de comprender cualquier mensaje, incluso cuando la información se presente de la forma más sencilla posible. Aun así, no es fácil determinar cuándo es oportuno transmitir o recibir información. Es aquí donde comienza la infodemia.

El triángulo de la infodemia es generador de múltiples escenarios donde la cantidad, veracidad, velocidad, alcance, efecto y oportunidad de la información determinan los tipos de comportamientos que pueden esperarse de la sociedad. Ante ello el gran reto social es conseguir vivir con este tipo de epidemias, aprender sobre ellas, y lograr lidiar con ellas. En ese sentido es cada vez más común escuchar voces expertas que analizan fenómenos como el de las noticias falsas (fake news) o la infoxicación, entendida como el síndrome de la sobrecarga informativa.

Una estrategia por la cual es posible comenzar radica en seguir tres no tan sencillos pasos (porque requieren compromiso, tiempo y disciplina): número uno, aprender a reconocer aquellos aspectos de información sobre los que se tiene control y responsabilidad; no podemos controlar lo que otros hacen, pero sí la información que recibimos, cómo la analizamos y a quién y cuándo se la compartimos. Número dos, asegurar la veracidad de los datos, lo cual implica tener precaución con la cantidad de ellos que hay en las calles y en Internet. Y número tres, actuar con precaución, no reaccionar por reflejo, sino más bien estratégicamente, ser paciente y dar seguimiento a los hechos con sentido crítico.

Cinco puntos clave para comprender la infodemia y combatirla socialmente:

  1. Comprender el triángulo de la infodemia como la interacción de tres aspectos importantes: corpus, propagación e impacto.
  2. Atender el corpus, lo que significa ser responsable con su cantidad y su veracidad de la información.
  3. Tener precaución con la propagación de la información, lo que se refiere a la velocidad y el alcance que esta tiene.
  4. Saber medir el impacto de los datos, que se traduce en metodologías para evaluar sus efectos y, en consecuencia, actuar con oportunidad.
  5. Una estrategia recomendada para afrontarla se basa en establecer controles sobre la información que se recibe y la que se comparte.

En definitiva, el reto más grande es el de afrontar la infodemia desde una postura colectiva y no individual, aunque no es sencillo; poner a todos de acuerdo es complicado. No obstante, comprometerse a seguir cualquier estrategia contra la infodemia, de manera responsable y sin ocultas intenciones, ya puede ser un inicio de acuerdo social, por el cual es bueno empezar.