STRATEGIAS
Asociamos los festejos de fin de año con algarabía y reencuentros varios. Sin embargo, no es así para todos y menos, en un cierre como nunca antes en la historia moderna…
Frustración por metas no alcanzadas, la pérdida de un ser querido, soledad, problemas económicos e incluso el clima, son algunos de los factores que los especialistas han señalado como detonadores de la depresión asociada a la temporada decembrina.
De acuerdo con información periodística, la depresión invernal, también llamada Trastorno Afectivo Emocional (TAE), afecta a un promedio de 8% de la población general, en proporción de cuatro mujeres por un hombre.
Los más proclives a sufrir este tipo de depresión son las personas inestables emocionalmente, adultos mayores, los diagnosticados con alguna enfermedad psicológica, pero también adolescentes, niños y quienes viven solos o aislados, como es el caso del confinamiento en que vivimos.
Aunque existen distintas razones que gatillan el TAE, en sí, se relacionan con los procesos de cierre de ciclos de vida y la llegada de un nuevo año, para muchos, incierto si no ven su valor.
¿Cómo identificarlo?
En realidad este trastorno no se diferencia mucho de la depresión tal y como la conocemos. Sin embargo y de acuerdo con terapeutas, el sentimiento de melancolía y desesperanza de quien pasa por un TAE se agrava: cuando se realiza un recuento de su propia vida y de la comparación que realiza con quienes le rodean y donde el saldo no le favorece.
Identificar si tú o alguna persona de tu organización atraviesa por un TAE no es complicado. Las personas sumidas en esta situación se tornan apáticas, se distancian, se les nota tristes, pierden interés por los placeres de la vida y se sienten cansados todo el tiempo. Su sueño sufre alteraciones y su comportamiento se torna irritable. Se culpan incisivamente de sus errores o de no haber hecho nada con su vida.
Con el actual escenario de confinamiento por el que transitamos es muy probable que los casos aumenten.
Este hecho, significativo sin duda, es un llamado para permanecer alerta de nuestros familiares, amigos o compañeros de trabajo que sin externarlo, estén pidiendo ayuda a su desesperanza y cansancio por esta situación y nosotros, sin darnos por enterados.
En el terreno laboral
Como sabemos, numerosas oficinas retiraron a sus colaboradores para trabajar en casa con lo cual, empezó el proceso de adaptación a la nueva normalidad. En el camino muchas personas dejaron no sólo sus puestos laborales, también otras actividades de su vida; lo cual eleva el riesgo de incrementar los riesgos psicoemocionales.
Debemos tener presente que desde el año pasado entró en vigor la Norma Oficial Mexicana 035. Ésta obliga a las organizaciones a atender los riesgos psicosociales que puedan presentarse en los espacios laborales. Hoy, debemos entender al home office como una extensión de ese espacio físico laboral por lo que la vigencia de la norma continúa.
El asunto no es menor, por eso instituciones como el IMSS llaman al cuidado psicológico y emocional de las personas, no sólo al relacionado con la salud y los riesgos físicos de trabajo.
Los psiquiatras recomiendan estar alertas a signos extremos, como querer dormir mucho o por el contrario tener dificultad para conciliar el sueño; así como de los trastornos en la alimentación.
De primera mano, tiende tu mano
Los Mejores Lugares para Trabajar®, atentos a las necesidades de sus colaboradores, implementan prácticas para prevenir estos cuadros o de ser el caso, atenderlos con la oportunidad debida.
Te contamos algunas de ellas con el deseo de que en tu organización, sobre todo si se mantiene en home office, procure el cuidado de su gente.
Hacer que cosas como esta ocurran en tu organización mantendrá a tus colaboradores dispuestos, animados y con la certeza de que su bienestar es primordial. Recuerda que la trascendencia del trabajo da sentido a sus vidas, les reitera el valor del talento que poseen y fortalece la autoestima y confianza en sí mismos.
