La volatilidad del entorno laboral a consecuencia de fuertes cambios en nuestra realidad, y que fueron acelerados por la aparición del COVID-19, ha tenido consecuencias lamentables en muchas organizaciones, obligándolas a recurrir a procesos de reestructura. Dichas estrategias incluyen acciones como la eliminación de puestos de trabajo y la desvinculación de colaboradores con el objetivo de optimizar gastos organizacionales, manteniendo estructuras cada vez más esbeltas.
Para los colaboradores desvinculados, la historia se abre a otros caminos. Sin embargo, ¿qué pasa con los que permanecen?
Lidiando con las secuelas
En muchos de los casos, el downsizing o eliminación de puestos de trabajo trae impactos significativos en los colaboradores que “sobreviven” a estos procesos. Experimentan repercusiones morales, psicológicas y emocionales provocadas por un sentimiento de duelo ante la pérdida de compañeros y de una realidad que cambió más allá de su control.
Efectos del síndrome del sobreviviente organizacional
Los sobrevivientes presentan síntomas y reacciones emocionales que, a su vez, repercuten en fuertes implicaciones organizacionales. De manera individual, pueden experimentar sentimientos encontrados, por un lado, gozo por conservar su empleo, y, por otro, culpa porque otros no tuvieron la misma oportunidad. También es posible presentar angustia, altos niveles de estrés, depresión, incertidumbre, inseguridad y miedo ante el futuro.
Existen estudios que han identificado al inicio un alza en los niveles de desempeño, impulsado por el miedo y la inseguridad, sin embargo, dependiendo de cómo se lleve a cabo el proceso después de la reestructura, puede tener el efecto contraproducente de disminuir la motivación debido a sentimientos de desconfianza, traición y falta de credibilidad en la compañía y sus líderes. Las consecuencias se pueden extender a la ruptura del contrato psicológico, una baja en el compromiso laboral y llegar hasta una renuncia psicológica.
¿Cómo manejarlo?
Es indispensable que exista una planeación de toda la reestructura, manteniendo un enfoque hacia las personas que seguirán colaborando y tomando en cuenta algunas acciones:
No sólo los colaboradores desvinculados sufren, aquellos que permanecen viven situaciones complejas que pueden afectarlos de gran manera. Vuelca la mirada hacia ellos y hazlos sentir que juntos, además de sobrevivir, podrán prosperar ante cualquier panorama, por más difícil que se vislumbre.