Desde los inicios de la presente administración federal, diversas fuerzas políticas propusieron realizar una reforma anticorrupción para modificar el modelo que México ha tenido en la materia.
Después de varios años de discusión en el Congreso de la Unión, en donde principalmente los partidos PAN, PRI y PRD participaron en la construcción del nuevo modelo, el 26 de mayo de 2015 entró en vigor la reforma constitucional en materia de combate a la corrupción.
Esta reforma, entre otras cosas, estableció las bases generales para la creación del Sistema Nacional Anticorrupción, del Sistema Nacional de Fiscalización, así como de la Ley General de Responsabilidades Administrativas.
Precisamente, en la reforma constitucional anticorrupción se estableció que el Congreso de la Unión tendría un año a partir de la entrada en vigor de la misma, para crear las leyes generales, incluyendo la Ley General de Responsabilidades Administrativas.
Es así que el 19 de julio de 2016 entró en vigor el Decreto que expidió la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción, la Ley General de Responsabilidades Administrativas, y la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, sin embargo, de acuerdo con sus artículos transitorios, la citada Ley de Responsabilidades entraría en vigor un año después, es decir, el 19 de julio de 2017.
En resumen, después de un proceso que duró 5 años, la Ley General de Responsabilidades Administrativas, hoy es una realidad, y no solo resulta aplicable a los servidores públicos de los tres Poderes de la Unión (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), en los tres ámbitos de Gobierno (Federal, Estatal y Municipal), sino que además resulta aplicable a los particulares vinculados con alguna falta administrativa grave.
Es muy importante destacar que es la primera vez que una Ley de Responsabilidades considera supuestos de sanción para particulares, anteriormente la única normatividad que establecía castigos por posibles actos de corrupción de personas físicas o morales, era la Ley Federal Anticorrupción en Contrataciones Públicas, que permitía imponer sanciones consistentes en multas e inhabilitaciones para ser proveedor del gobierno.
Esta Ley Federal Anticorrupción se enfocaba principalmente en sancionar a particulares que cometían algún acto de corrupción en contrataciones y obra pública a nivel federal, sin embargo, en la práctica pocas veces se sancionaba con base en esta disposición, y con la entrada en vigor de la nueva Ley General de Responsabilidades, ha quedado, no solamente superada, sino fuera del marco jurídico mexicano, al haber sido abrogada.
Ahora bien, adentrándonos al tema que nos ocupa, de acuerdo con la Ley General de Responsabilidades Administrativas, los actos de particulares sujetos a sanción, en síntesis, son los siguientes:
Como es por todos conocido, un servidor público no se corrompe solo, por eso es importante señalar que ya no solamente a él se le impondrá la sanción, sino que además se sancionará al particular que participe en un acto de corrupción.
Los particulares tendrán que pensarlo dos veces, pues de encontrarse culpables, las sanciones que establece la Ley son las siguientes:
Como se puede ver, esta Ley establece sanciones de alto calado, no se limita a la multa y a la inhabilitación, como lo hacía la Ley Federal Anticorrupción en Contrataciones Públicas, sino que incluye sanciones sumamente relevantes, como la suspensión de actividades y la disolución de la sociedad.
Sin duda, esta normativa abarca supuestos y sanciones que nunca antes se habían contemplado, y empodera de una forma importante al Tribunal Federal de Justicia Administrativa, quien es la autoridad facultada para imponer estas sanciones. Si esta atribución se encauza correctamente, será posible inhibir las actividades ilícitas y corruptas, sin embargo, la actividad del Tribunal debe estar en la mirada de todos, ya que no debe haber cabida a la injusticia o a la ineficiencia, pues el futuro de un servidor público y la vida de una empresa se encuentran en juego.
Después de un proceso de 5 años, la Ley General de Responsabilidades Administrativas está aquí, y en el papel viene muy fuerte, el detalle estará en su correcta aplicación por parte de los diversos actores involucrados, en coordinación con el Sistema Nacional Anticorrupción. La pregunta obligada es ¿ayudará a reducir la corrupción y la ineficiencia administrativa?, solo el tiempo lo dirá.