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ARTE Y CULTURA

La Bauhaus

Por: Guadalupe Loaeza
Autora de varios libros. Conductora de televisión y radio, articulista en diversos diarios y revistas de circulación nacional
@gloaeza

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En estas columnas dedicadas a Alemania, a propósito del Año Dual dedicado a este país, no puede faltar la arquitectura. No podemos dejar de hablar de la escuela de diseño y arquitectura más célebre del siglo XX: la Bauhaus, que fundó el arquitecto Walter Gropius en 1919 y que duró hasta 1933. La existencia de esta institución coincidió con el periodo de entreguerras, el cual se conoce como República de Weimar. Eran años de gran inestabilidad política y económica, en los que se dio la inflación más grande en la historia de ese país (cuando era más barato empapelar la casa con billetes que con papel tapiz). En esos años, floreció el dadaísmo y el expresionismo. Fueron los años en que escribieron Thomas Mann, Stefan Zweig, Bertolt Brecht, y los años en que se hicieron películas tan importantes como Metrópolis y El gabinete del doctor Caligari. Fue la época en que el arquitecto Walter Gropius decidió crear esta institución.

Esta escuela fue la creadora del diseño gráfico y el industrial. Antes de ella no existía en el mundo la profesión de diseñador. Gracias a los maestros de la Bauhaus, los estudiantes aprendieron que podían imaginar todos los utensilios de la vida cotidiana. Wolf von Eckardt, crítico de arquitectura de The Washington Post, escribió que esta disciplina se encargaba de crear "desde la silla en que usted se sienta hasta la página que está leyendo". En uno de sus libros, La crisis de las ciudades, Eckardt decía que la Bauhaus produjo murales y cuadros muy inspiradores, pero también los primeros muebles cúbicos, carteles, vestuario de ballet, juegos de ajedrez cubistas, tipografías, cafeteras, diseños de platería, tapices, encuadernaciones y hasta las fiestas inolvidables que todos sus alumnos recordaban... pero ninguna obra arquitectónica que valiera la pena.

En esta escuela se cultivaba la libertad, pero a un grado extremo. Se decía que los alumnos y los maestros de la Bauhaus imaginaban edificios que no se podían hacer en realidad. Decían que los jóvenes estudiantes veían tantos cuadrados en la Bauhaus, que con tres días de clase con su fundador, el arquitecto Walter Gropius, terminaban por desarrollar una repulsión por esta figura.

No obstante, los estudiantes disfrutaron de una gran libertad creativa. Tenían su banda de jazz y diseñaban los disfraces más extravagantes del mundo: pantalones en forma de tubo, trajes con espirales de metal y hasta sombreros en forma de triángulo. Algunos de los pantalones tenían mangas de distintos colores, otros trajes llevaban máscaras hechas con formas geométricas de tal manera que los jóvenes de la Bauhaus parecían robots o cuadros abstractos andantes. Cuando ingresaban, el director les decía: "Un arquitecto no nada más debe de saber dibujar, sino que también debe de aprender a bailar". Entre los artistas que dieron clases en la Bauhaus estaban Paul Klee y Vasili Kandinski, por lo que fue un lugar en el que gustaba el dadaísmo, el surrealismo y el cubismo.

Algo que se tomaba con mucha seriedad era el calendario de fiestas, había cuatro al año: la de los farolillos, la del solsticio, la de los cometas y la de Navidad. Cada mes se organizaba una fiesta de disfraces; se inventaban instrumentos musicales y se tocaba un jazz extravagante. En el libro Bauhaus, de Jeannine Fiedler y Peter Feierabend, nos enteramos que también se hacían excursiones al campo cada semana. Según las cuentas de estos autores, a lo largo de los años, hubo 71 matrimonios entre los alumnos de la escuela.

Naturalmente, esta institución hecha de fantasía tenía muchos problemas (había tendencias más "matemáticas" que peleaban contra los "artistas"), pero sobre todo, dependía del financiamiento del gobierno. En 1933, cuando Hitler llegó al poder, fue clausurada, y muchos de sus profesores y alumnos huyeron de Alemania. Algunos se fueron a Chicago, en donde se fundó la Nueva Bauhaus, la cual duró sólo pocos años bajo la dirección de un egresado de la original Bauhaus, Laszlo Moholy-Nagy. Este arquitecto siguió trabajando hasta que logró fundar otra escuela de diseño, el Instituto Tecnológico de Illinois. Curiosamente, la ciudad que más edificios tiene construidos en el estilo de la Bauhaus es Tel Aviv, en Israel. Muchos maestros de esta escuela huyeron a Israel, en donde construyeron más de 4 mil edificios. Gracias a que las casas de estilo Bauhaus tienen grandes ventanales, sus diseños fueron bien recibidos en esta ciudad calurosísima. Es tan imaginativa esta arquitectura, tiene tanto del espíritu alegre de la Bauhaus, que la UNESCO declaró patrimonio de la humanidad a la Ciudad Blanca de Tel Aviv.