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Lo que México regaló al mundo

Por: MDC. Daniela Paz Aguirre
Maestra en Derecho Constitucional y Derechos Humanos, por la Universidad Panamericana de México
dannypaz2107@gmail.com

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De mano de la globalización, también se han diluido raíces, orígenes y productos de ciudades, países y culturas. Al respecto, ¿quién no recuerda en textos el anhelo y deseo de Occidente por la seda china en los siglos XVIII y XIX como un símbolo de riqueza? O bien de todas las frutas exóticas que traía la conquista española en tierras americanas y que viajaban por barco hasta las mesas de la nobleza y ciudadanos acaudalados de Europa. Así, comenzó la difusión, comercialización e intercambio de productos entre el “nuevo mundo” y el “viejo continente”.

Es hasta cierto punto “normal” que, con la globalización y el exceso de información, sea difícil rastrear el origen e historia de ciertos productos usados en el día a día, no obstante, México, al tener una geografía bendecida, ha dado origen a alimentos mundialmente famosos, pero con poco o nulo crédito por ello. Para muestra, el ejemplo más importante es el cacao. Sí, este fruto de un árbol cacaotero perteneciente a la familia de las malváceas y cuyo nombre significa “alimento de los dioses”, es una de las maravillas que nuestro país regaló al mundo. De acuerdo con la chocolatera Lucía Reyes, aunque mucho se discute sobre el origen del cacao en la Amazonia o en tierras mexicanas la comercialización y siembra de forma regular de la semilla del árbol de cacao se hizo hasta las culturas precolombinas en nuestro territorio, siendo no sólo una ofrenda para los dioses, sino también utilizado en rituales sagrados, ceremonias religiosas y como moneda para pagar “los impuestos” de la época.

Con la colonización, el cacao alcanzó su auge al adicionarle azúcar y convertirlo, sí, en chocolate. En distintas presentaciones, el chocolate se volvió casi un artículo de primera necesidad y países europeos se volvieron expertos en el arte chocolatero, Bélgica y Suiza son referentes de calidad y de los que más chocolate per cápita consumen. Sin embargo, estos no son los países que más producen chocolate, Alemania mantiene una hegemonía con el 17.04% a nivel global seguido de Bélgica, con el 9.44%, pero no olvidemos un detalle, la semilla del cacao fundamental para realizar este “gusto culposo” requiere de condiciones climatológicas para su producción y, por supuesto, estos fríos países no cuentan con tierra fértil para ello. De acuerdo con The observatory of economic complexity, el intercambio comercial llevó el cacao hasta tierras africanas, continente que mantiene una supremacía en la exportación, liderado por Costa de Marfil, con el 41.2% de la producción mundial; seguido de Ghana, con el 15%; Ecuador, con el 9.64% (el único país latinoamericano en el top 5), Camerún y Nigeria. México apenas representa el 0.013% de la exportación mundial del basto negocio de 8.54 mil millones de dólares alrededor del globo.

Pero vivimos en un mundo donde la ganancia es lo importante y poco o nada interesa el origen ancestral mesoamericano del cacao o la maestría del chocolate belga y suizo, money talks y las empresas dueñas de Mars Inc., Ferrero Group y Mondelez International lo saben y, claro, dos de ellas son estadounidenses y una italiana.

El cacao no es el único alimento prehispánico que tuvo sus orígenes en nuestro país, también lo fue la vainilla, concretamente la vanilla planifolia de Totonacapan, Veracruz, la “xanath” o “flor recóndita” en totonaco, ya tenía su historia en el año 1427-1440, periodo en el que se encontraban dominados por los mexicas. La antropóloga Rosalba Quintana y la doctora en Ecología Elisa Paulina Zaragoza mencionan que su uso era frecuente para aromatizar y agregar sabor a alimentos y bebidas como el “xocolatl”, hecho de cacao y agua. Su importancia era tal, que, a la conquista de los mexicas, era uno de los tributos más importantes.

Aunque durante siglos se trató de plantar la vainilla fuera de México, su particular polinización por abejas endémicas de la zona permitía la exclusividad de su producción a nuestro país, es hasta 1841 que se logra polinizar manualmente y, años después, nos es arrebatada la producción. Como también menciona The observatory of economic complexity, México ocupa el lugar número 28 de exportadores de vainilla, el último de todos, mientras que Madagascar acapara el 57.5% de la producción global, para dejarle el segundo lugar a Indonesia, con 7.14%.

En resumen, nadie se acuerda ya de las ceremonias religiosas para ofrecer alimentos y bebidas a las deidades de Mesoamérica, tampoco se aprovechó la tierra fértil para posicionarnos como un productor fuerte de cacao y vainilla, y ver así los frutos económicos de una tierra que dio tanto y que se perdió en el tiempo.