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ARTE Y CULTURA

Amor a la patria

Por: MDG. Irma Carrillo Chávez
Maestra investigadora UASLP
@IrmaCarrilloCh

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Hace algunos ayeres, tuve oportunidad de participar en más o menos un centenar de homenajes a la bandera, efemérides de próceres fallecidos en combates cruentos y desiguales, además de representaciones en forma de cuadros vivientes o pequeñas puestas en escena de gran diversidad de momentos históricos que determinaron lo que hoy conocemos como patria.

Ahora, cada vez que escucho a una banda de guerra, corridos y marchas con la banda del estado o a ciudadanos entonando el Himno Nacional Mexicano, mi pecho se hincha de orgullo y reafirmo que amo a mi país. Los de la generación “X” fuimos criados –y creados– en un ambiente nacionalista, en donde las películas de charros muy machos que a la menor provocación entonaban cantos que exaltaban las cualidades del amado terruño, siempre seguidos de Adelitas muy entronas, dispuestas a darlo todo por su “Juan”; en donde es obligatorio comer salsas, sopas y guisos a base de o con chile y en donde, para demostrar valentía y arrojo, adoramos a la muerte durante tres días, coronándola de flores.

Todo esto está muy bien, es parte de nuestra cultura, sin embargo, pregunto: ¿todavía tenemos amor –verdadero amor– por nuestra patria? Ya las celebraciones, otrora preparadas con ahínco y recursos mnemotécnicos que harían palidecer al mismísimo Giordano Bruno, con tal de aprender a recitar la Suave Patria de López Velarde, quedaron muy atrás. Y qué bueno. Mi reflexión está encaminada al sentimiento de identidad y pertenencia que todos construimos alrededor de la pequeña parte del territorio habitable en donde nos toca vivir a cada uno de los mexicanos, no importando su localización y en donde se encuentra la gente con la que se socializa en el cotidiano.

La celebración a la patria hoy debe ser encaminada a la exaltación y reconocimiento de cada uno de los mexicanos con los que se convive a diario, ese pequeño universo que nos rodea y que nos es fácil de asimilar. ¿Hoy seré amable en la vía pública? ¿Hoy seré tolerante con mi familia o compañeros de trabajo? ¿Estoy dispuesto a ser un héroe nacional al respetar indicaciones y señales de tránsito? ¿Hoy me cubriré de gloria porque no me estacionaré en un lugar reservado para personas discapacitadas, embarazadas o ancianas?

La patria y el amor por ella se celebran con acciones tangibles y concretas que propicien una vida más fácil a los demás. A estas alturas, extraño las clases de civismo.