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SALUD

Cáncer infantil

Por: MSP. María Jocelyn Bravo Ruvalcaba
Médica egresada de la UASLP; maestra en Salud Pública por la Escuela de Salud Pública de México, del INSP
@Ma_joshyta

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“Si los niños tienen la habilidad de ignorar todas las probabilidades y porcentajes, quizás podemos aprender de ellos. Cuando piensas sobre ello, ¿qué otra opción hay aparte de la esperanza? Tenemos dos opciones médica y emocionalmente: rendirnos o luchar”.

Lance Armstrong

Aun cuando el número de casos de cáncer infantil (personas menores de 20 años) en el mundo es apenas el 1.5% (273,051) del total en todas las edades, en países en desarrollo como el nuestro se posiciona entre las principales causas de muerte en niñas, niños y adolescentes. En México para 2022 se reportaron en el Observatorio Mundial del Cáncer (GCO, por sus siglas en inglés) un total de 7,101 casos nuevos y 2,209 defunciones, de ahí que se posicione como un importante problema de salud pública, porque aunado a la mortalidad, la diferencia entre la sobrevida a 5 años de un niño en un país desarrollado contra uno en vías de desarrollo es de casi un 30%, es decir, los primeros tienen una probabilidad de más del 80% de sobrevida mientras que los otros apenas un 50%.

Ninguna persona debería padecer este tipo de enfermedades, desafortunadamente, a diferencia de los adultos, se desconocen la mayoría de los factores de riesgo, y se estima que sólo el 10% de los diferentes tipos de cáncer en personas menores de 20 años tiene un componente genético, de ahí que las acciones tempranas en salud, más que enfocarse en la prevención, se centren en la detección oportuna.

De forma general hay tres tipos predominantes de cáncer en niñas, niños y adolescentes, en primer lugar, las leucemias, los linfomas y los tumores del sistema nervioso central. En personas menores de 5 años predominan las leucemias, el neuroblastoma y el tumor de Wilms; en personas de 5 a 10 años, las leucemias y tumores de Hodgkin y no Hodgkin; y en los mayores de 10 años leucemias, linfomas y tumores de células germinales.

Como mencioné, la prevención es difícil, de ahí que desde hace una década el esfuerzo para mejorar la sobrevida sea la detección oportuna de signos y síntomas sugestivos, para un diagnóstico e inicio de tratamiento tempranos. Algunos de ellos son: fiebre sin causa aparente; sangrado frecuente de nariz o encías, puntos rojos o morados en la piel; moretones sin causa aparente, dolor generalizado de huesos y articulaciones; vómitos; bolitas (ganglios) en alguna parte del cuerpo; crecimiento del hígado y/o bazo; tumoraciones en cualquier parte del cuerpo, palidez progresiva, fatiga, cansancio o apatía sin causa aparente; pérdida del apetito; sudoración abundante y cambios repentinos en la visión o en los ojos.

Por lo que, si una niña, niño o adolescente presenta algunos de estos síntomas, se recomienda acudir a una valoración médica para que le realicen la evaluación necesaria y se descarte o no la presencia del cáncer y, en caso de diagnosticarse, pueda iniciar tratamiento lo más pronto posible. Aunado a ello, además de los medicamentos, no quiero dejar de mencionar que en la atención integral del cáncer no deben faltar los cuidados paliativos, a los cuales no sólo se debe recurrir cuando las personas se encuentran en fase terminal, sino como complemento para el bienestar del paciente y su familia a lo largo de toda la enfermedad, así como reducir el sufrimiento físico, emocional y espiritual. Se recomienda comenzarlos desde el diagnóstico, ya que ayudan a mitigar el duelo por la pérdida de la salud y a entender el proceso por el que pasa el paciente.

Si bien no hay muchas acciones preventivas para el cáncer infantil, hay una serie de medidas que se pueden implementar desde la niñez para disminuir los riesgos de cáncer en la edad adulta, como tener una alimentación balanceada y realizar actividad física, pues la obesidad se ha relacionado como factor de riesgo para al menos 13 tipos de cánceres; utilizar protector solar para prevenir cáncer de piel; completar esquemas de vacunas sobre todo para Hepatitis B y Virus del Papiloma Humano; detecciones oportunas de VIH y prevención a través de uso de condón y prácticas de sexo seguro; disminuir la ingesta de embutidos, y la exposición a sustancias tóxicas y cancerígenas como el humo del tabaco. ¡Porque la prevención y la detección oportuna pueden hacer la diferencia en salud!