Existen variadas acepciones para el término comunicación, sin embargo, ante los nuevos escenarios en los que se cuestiona cómo desarrollar estrategias de comunicación efectiva en cualquier tipo de organización, se muestra evidente la necesidad de reconfigurar dichas nociones y revolucionar su practicidad.
Es pertinente, para estos fines, acercarse a dos conceptos clave e innovadores sobre la comunicación, ambos como procesos emergentes desde la Ingeniería en Comunicación Social, que es una metodología de investigación-intervención que ha tomado fuerza en los últimos años como estrategia necesaria para la resolución de problemas.
El primero de ellos es la comunicación como articulación, bajo esta perspectiva, desarrollada por Jesús Galindo, investigador e ingeniero social, fundador del Grupo Hacia una Ingeniería en Comunicación Social (GICOM), en México; la comunicación articula diversos elementos, se sirve de múltiples factores para unir o separar nodos en cualquier sistema, dicho de otra forma, articula o desarticula actores en una situación determinada. Por lo anterior, se entiende que comunicar es articular, la comunicación es, por tanto, aquello que une o separa a las personas.
De esta primera aproximación propongo, desde mi autoría, un segundo modelo de acción donde ubico a la comunicación participativa, la cual he de definir unas líneas más adelante. Al respecto, es oportuno señalar en primera instancia que el elemento más importante en un esquema de comunicación, bajo cualquier perspectiva que se observe, es la información, más específicamente, el flujo de información. Por otro lado, también se entiende que la interacción humana se encuentra en una constante tensión entre dos polos, cuyo gradiente se puede sintetizar en cuatro escenarios posibles: articulación, desarticulación, no conflicto y conflicto.
Entiéndase un primer escenario donde todos los actores de una situación específica están unidos, coordinados, perfectamente organizados, caminando hacia un bien común, es decir, se encuentran articulados. En un segundo escenario ellos mismos pueden llegar a tener alguno o varios de los elementos del contexto anterior, pero no todos, algo les falta, no concretan acciones para alcanzar sus metas, en ese momento el grupo se encuentra desarticulado, aunque aún muy lejos del conflicto. Un tercer escenario es el no conflicto, estos actores ya no están sólo desarticulados, ahora sí presentan problemas de desacuerdo, una resistencia a la colaboración, no se encuentran a gusto con lo que ocurre y, aunque no se manifiestan en contra, no causan problemas directamente, están en guerra fría y dispuestos a pasar al siguiente escenario a la menor provocación. Precisamente ese último es el conflicto, en donde ya hay una guerra declarada, un momento no sólo de separación, sino de choque.
En ese sentido, la comunicación participativa es la gestión de la información para regular la tensión entre la articulación y el conflicto. La comunicación participativa tiene el objetivo de plantear modelos que permitan, estratégicamente, promover la inclinación de una situación hacia un polo o hacia el otro, saber cuándo corresponde tender hacia cada uno ellos es lo que representa el mayor reto en quienes quieran formarse en metodologías bajo esta perspectiva.
Cinco puntos clave para comprender la comunicación participativa:
Considerando que todas las relaciones humanas se encuentran en un constante recorrido entre estos cuatro momentos, lo cual depende de diversos factores, pero sobre todo del flujo de información, se vuelve indispensable pensar en otras formas de hacer comunicación.