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Exicentennials: una generación que busca adaptarse a una sociedad que no entiende

Por: Mau Cortés Charó
Director y guionista de cine; escritor, comediante y actor
theotherguy907@gmail.com

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“El hombre está condenado a ser libre”, esa frase corresponde a la obra de Jean Paul Sartre El Existencialismo es un humanismo (1946); ¿cómo algo tan deseado puede ser visto como una sanción a la voluntad?, para Sartre no podemos escapar de las consecuencias de cada mínima toma de elección, ya no somos niños para ser supervisados. Lo que obramos es lo que seremos, puesto que los alcances de muchos humanos conllevan enormes cambios, los sujetos consecuentes serán obligados a reaccionar y luego actuar en una cadena temporal y eterna.

Un debate recurrente del siglo XXI ha sido definir la división exacta de los periodos temporales con los que las personas crecieron o se identifican. La palabra generación, según la Real Academia Española (RAE), es un “conjunto de personas que, habiendo nacido en fechas próximas y recibido educación e influjos culturales y sociales semejantes, adoptan una actitud en cierto modo en el ámbito del pensamiento o de la creación”. A pesar de ello, diferentes doctrinas continúan desglosando su conceptualización, no les es satisfactorio quedarse con una sola teoría salida por biólogos en su pensamiento cuantitativo; del otro lado, ellos tachan de incompleta la postura sociológica cualitativa.

El sociólogo húngaro Karl Mannheim, uno de los mayores exponentes de este estudio en el siglo XX, expone que la generación es el conjunto de jóvenes –de una edad próxima– que comparten acontecimientos generales eficaces para un cambio social. No cada país vive la misma guerra o movimiento político, pero es más fácil compartir la multiculturalidad, las enfermedades y los avances tecnológicos. Con eso dicho, ¿qué define a la última generación en el siglo XXI, conocida como Centenials?

La primera mención de este término se dio en 2015 por el artículo “Los Millennials dejan paso a los Centennials, de la empresa analítica Kantar Group, que señala las características de los jóvenes para las empresas y los mercadólogos. No entra la palabra en un debate científico, sin embargo, es la que hoy en día se fija a los nacidos a partir de 1996 o 2000, etiquetándolos como la generación digitalizada, la cohorte habituada a la interconexión, aunque no todas las clases sociales y entidades demográficas presumen de los mismos alcances en dispositivos salidos al mercado.

El argumento sobre haberse vuelto tan dependientes no es nuevo; ya se tenía relacionado a los Millenials (años 80) con eso, hay algo mayor en la Generación Z (Centennials) que las pasadas no prestan atención. La Asociación Americana de Psicología documenta el escalamiento de padecimientos mentales (estrés y depresión) de los nacidos en los finales del siglo XX y principios del siglo XXI, la mayoría por su iniciación en el ambiente laboral, y otra desde su vida estudiantil; actualmente, a los jóvenes les nace cuestionarse sus responsabilidades: ¿por qué me esfuerzo, si no tendré derecho a una pensión?, ¿para qué estudio, si eso no me asegura un empleo?, ¿de qué me sirve hacer planes futuros, si la ecología global se desmorona?, ¿de verdad sirve formarse en una industria, comunidad o religión con miembros corruptos? Y hay factores ya sabidos para quejarse. La sobreexplotación de recursos naturales; los abruptos cambios de gobierno y módulo económico; y, aunque no aplica en todos, la facilidad rutinaria que dio la tecnología, lo cual, irónicamente, cierra oportunidades de desarrollo, surgen, y crecen, desde hace siglos.

En la posmodernidad es cuando parece que se consolidan las peores consecuencias, por lo que no es muy condescendiente reprimir a los Centennials por expresar su descontento al intentar adaptarse a un sistema tan enrevesado.

El viaje interminable de información, y también desinformación, sobre todo respecto a nuestro estado mundial, abruma a las mentes de la Generación Z. Primero que nada, necesitamos razonar más allá de las verdades contadas por los medios o las instituciones. Cada uno construye su criterio con base en lo que ve y lee, pero también siente. Tenemos tiempo para aprender de nuestra historia, eso debe y ya está caracterizando a algunos de los Centennials: la generación del despierte de la conciencia.