Las nuevas generaciones no traen en su radar los trastornos que trajeron a México algunos presidentes de antaño. Los más viejos, traemos a flor de piel las devaluaciones, la hiperinflación, la demagogia, la caída de la inversión y destrucción de valor, la fuga de capitales y de talento, y lo peor: la división entre los mexicanos. Infelizmente, cada vez más huele a lo de antes.
Suponiendo, o concediendo, que AMLO sea bien intencionado, que le preocupen los pobres y "el pueblo", que quiera corregir los muchos problemas que, sí es cierto, padecemos, el caso es que sus decisiones no han sido eficaces en el terreno de la realidad.
Sus intenciones no han sido acompañadas de una buena gestión.
El management de la complejidad es un tema enorme en la empresas y más grande aún en países. Una máxima de la Teoría de Sistemas y Complejidad: las intervenciones sin diagnósticos precisos, sin una definición clara y relevante del problema, acaban generando mayores problemas de los que pretenden arreglar.
Abundan ejemplos: las potencias mundiales fracasaron en Vietnam, Afganistán e Iraq, en su afán de "quererlos arreglar", lo que esto signifique, y los acabaron descomponiendo más.
En el caso de México, los tecnócratas, criticados como parte del "neoliberalismo", se extrañan; y más a los valientes. Es que los inteligentes y los congruentes, nunca son 100% incondicionales. Saben que hay una línea fina entre ser habilitadores y ser cómplices.
Una cosa es la intención, otra es la ejecución. Se necesitan líderes y se necesitan administradores; se necesita la política y también la técnica.
Algunas decisiones infructuosas:
Se puede ignorar la realidad, pero no se pueden ignorar las consecuencias de ignorarla (Ayn Rand). La inflación disparada, el tipo de cambio agitado, la sociedad geoeconómica con EUA y Canadá tensa, violencia generalizada, pérdida del poder adquisitivo y el crecimiento estancado.
En medio de esto, vienen declaraciones desconcertantes por parte de AMLO: "Nada más imaginen, si no se hubiese dado el cambio en el 18, ya Pemex estaría en bancarrota, la CFE lo mismo, y un caos en el país". Sin mí: "el país estaría hundido, no hubiesen podido enfrentar la pandemia como lo hicimos, hubiese costado muchísimo más vidas..."
La historia mundial nos permite observar numerosos casos de líderes excelentes, mediocres o tóxicos. En base a ellos, propongo la siguiente taxonomía.
En síntesis, lo que quiero resaltar es que ser buen político no basta: se requiere de pensamiento abstracto y estratégico, combinados con técnica de gestión. Los expertos sí funcionan.
En el fondo de todo, tiene que estar un México unido. Todos queremos vibrar con un ¡Viva México!, en unísono. No compremos el boleto de la desconfianza: ricos vs. pobres, educados vs. no educados, conservadores vs. liberales, los de antes vs. los de ahora. El odio destruye a la fibra que nos une.
No luchemos entre nosotros: solucionemos.