En un abrir y cerrar de ojos el valor de las cosas cobró un sentido distinto para muchas personas con la actual situación. Aspectos como el cuidado de la salud y el aseo ahora son mucho más valorados. Se reaviva la importancia de vigilar la alimentación y ejercitar el cuerpo. Se aprecia la oportunidad para descansar, hacer un curso o retomar un pasatiempo.
Quizá dos de los cambios más importantes fueron:
Estos hechos pueden constituir la fuerza que conduzca a un cambio cultural.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) hizo una invitación a las empresas para adoptar políticas y prácticas orientadas al bienestar familiar; la protección del empleo y del ingreso, las ausencias pagadas para atender a algún familiar, la flexibilidad para el desempeño del trabajo y el acceso a cuidados infantiles de calidad durante la emergencia permitirían que los trabajadores se protegieran y protegieran a sus hijos, además de que impulsarían la productividad y el sentido de seguridad.
En palabras de Manuela Tomei, directora del Departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT: “Para que las respuestas a la crisis sean eficientes y sostenibles, es crucial el diálogo social entre los gobiernos, los trabajadores y los empleadores. Las respuestas tienen que fomentar la confianza”.
Esta invitación, junto con las nuevas reglamentaciones a nivel nacional y local, ha llevado a que cada vez más organizaciones transformen y orienten su cultura de trabajo hacia el cuidado de las personas.
Necesitamos confianza
Está claro que el bienestar de los colaboradores es la vía que dará continuidad a los negocios. Pero ¿qué más se puede hacer para garantizar su salud y seguridad?
El miedo y la preocupación son factores que afectan el rendimiento de las personas y su productividad, por eso es tan importante crear culturas de confianza que les aseguren un acompañamiento significativo en tiempos de incertidumbre.
La cultura de un lugar de trabajo que cuida de las personas se construye con comportamientos consistentes y políticas –o prácticas– que demuestran un compromiso mutuo, entre colaboradores y líderes, para alcanzar un fin común.
El dinero dejó de serlo todo
Incluso el dinero, o su uso, cobró un valor distinto. De pronto, todos modificamos hábitos de consumo y priorizamos la salud.
Lo mismo ocurre en materia de empleo. Un trabajo bien remunerado siempre será apreciado, pero ahora se valoran más los beneficios intangibles que aseguren integridad física y mental.
Crear una cultura de cuidado mutuo será una nueva responsabilidad que las organizaciones deberán adquirir, en la que la confianza y el compromiso sean la guía para la protección de los colaboradores, la seguridad del negocio y el bienestar de la comunidad.