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Liderazgo como persona

Por: Dafne Miranda
Especialista en Capacitación Empresarial, DE&I y Desarrollo Humano

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Durante la pandemia, algunos líderes tuvieron menos miedo de mostrarse como personas. Fue un terreno inhóspito y desconocido en el cual debieron abrirse camino para asegurar la permanencia de sus organizaciones, mantener el empleo y la oferta de sus servicios o productos. Esto les obligó a ajustarse, más allá de las nuevas formas de trabajar, en el estilo de liderazgo que requerirían de inmediato.

La adversidad se presenta como una constante y la resiliencia como la habilidad primordial para quienes dirigen a sus organizaciones y su progreso. Esto nos presenta un nuevo perfil que tiende a integrar su ser persona con el resto de las cualidades.

El líder persona es un término que empieza a ver la luz en esta década, en la cual circunstancias como el trabajo remoto, el avance tecnológico y las corrientes del desarrollo humano hacen que los directivos busquen modelos que complementen otros estilos de liderazgo estratégicos, innovadores o inspiradores. Es posible que adopte recursos del liderazgo humanista, populista o resiliente para conformar nuevas habilidades.

Según los apuntes de Carlos M. Moreno, de la Universidad Ramón Llull, de Barcelona, el liderazgo humanista parte de un principio claro: la empresa es una comunidad de individuos. Se ejerce desde la persona y va dirigido hacia las personas. Juan Pablo García Olvera, del Centro de Investigaciones sobre la Libre Empresa, de la UNAM, refiere a que se necesitan dirigentes que posean información y conocimiento; uno de los valores más elevados a los que puede aspirar el ser humano.

Los primeros meses de la pandemia dejaron claro que aquellos líderes que centraron sus valores en la gente, la información y los conocimientos verídicos fueron quienes tomaron y comunicaron las mejores decisiones para su organización. El liderazgo humanista se impone con valores complementarios, la flexibilidad, la empatía, la colaboración y el actuar con el ejemplo. Hildur Eir Jónsdóttir, socia directora de Assurance de EY, ha destacado que “son muchos los retos que el líder deberá afrontar, como el de generar seguridad psicológica y conexión entre las personas en entornos flexibles y remotos, donde el trabajo en equipo cobra aún mucha más relevancia que nunca”.

Tomando pensamientos de Francisco Panizza, en su texto El populismo como espejo de la democracia, un líder hace referencia a su historia personal y habla de sí mismo, de sus valores, de su familia; podría hablar de futbol, pero también de cómo está viviendo el encierro o de cómo está contribuyendo a la comunidad durante la pandemia. Esta capacidad rompe con el mito de verlo como un ser superior y lo coloca como alguien cercano que experimenta situaciones favorables o adversas. Le permite mostrarse auténtico ante sus colaboradores.

De acuerdo con el artículo publicado por Deloitte, en el que su CEO Punit Renjen habla acerca de la relevancia que tiene la perseverancia de un liderazgo resiliente, el cual debe construir confianza y coraje en la organización. Para hacerlo se debe acompañar a los colaboradores, alentarlos y fortalecerlos para hacer frente a la incertidumbre.

Refiere, por ejemplo, a la empatía para reconocer la sensación de incertidumbre, miedo, ansiedad. Esto le permitirá entender cómo las personas están lidiando con situaciones familiares o pérdida de seres queridos.

La innovación se suma al factor diferencial del liderazgo en el que se permite a los equipos adueñarse de los procesos y encontrar las mejores formas de ejecutarlos, otorgando la confianza en su experiencia y conocimiento.

Incluso un líder persona puede ir más allá de su organización y sus colaboradores. Alcanza a la sociedad durante el periodo de incertidumbre. El liderazgo debe enfocarse a generar bienestar y para lograrlo es necesaria la confianza.

Finalmente, los líderes deben ser capaces de sostenerse a sí mismos. Ninguna persona podrá guiar durante una crisis, si no administra su energía, aun y cuando se desarrolle una sólida resiliencia, necesita reponer las fuerzas para tomar decisiones frente a cada desafío.