INICIO | SALUD
SALUD

Salud emocional

Por: MSP. María Jocelyn Bravo Ruvalcaba
Médica egresada de la UASLP; maestra en Salud Pública por la Escuela de Salud Pública de México, del INSP
@Ma_joshyta

Share This:

“La infancia es el principal acervo de la emoción y la memoria. La vida se define especialmente por lo que sucede antes de los doce años”,

Juan Villoro.

Cuando se habla de salud, enfermedad, prevención es común que en lo primero que pensemos sea lo relacionado a la salud física y aun cuando en el marco de la pandemia empezó a posicionarse el tema de la salud mental sigue siendo tratado como tabú y no está exento de prejuicios y estigma. A su vez un diagnóstico de esquizofrenia, depresión, bipolaridad o autismo es el más frecuentemente asociado a una necesidad de atención, no así las condiciones de estrés, ansiedad o angustia, las cuales suelen ser los principales motivos de consulta.

Día a día nuestro cuerpo recibe una cantidad de estímulos a través de nuestros sentidos que son procesados gracias a nuestro sistema nervioso, generando una respuesta fisiológica como puede ser el incremento del ritmo cardiaco, la sudoración o el sonrojarse; aunado a ello estas respuestas son procesadas en nuestro cerebro para desencadenar una acción. El sistema límbico es un conjunto de estructuras a nivel cerebral que se encarga de regular las respuestas que se generan en nuestro cuerpo ante los estímulos, y son interpretadas con base en lo adquirido a través del neurodesarrollo y la cultura, dándoles un significado que identificamos como emoción.

Seis son las emociones básicas que se reconocen: felicidad, tristeza, miedo, enojo, sorpresa y asco, que ahora suenan más familiares, sobre todo después de haber visto la película Intensamente o Inside Out, por su título en inglés, y si no la han visto la recomiendo ampliamente no sólo para los infantes, sino también para los adultos, pues se plantea la importancia de reconocer nuestras emociones, de saber que no hay emociones buenas o malas, sino que forman parte de nosotros y son necesarias, pues a lo largo de la vida guían nuestro actuar y la forma de gestionarlas, en el cómo nos relacionamos con los demás.

Dentro de la salud mental, un equilibrio entre las emociones, nuestros sentimientos y los estímulos que nos rodean, generándonos un estado de bienestar, es lo que para fines de este este artículo denominaremos salud emocional. Ahora bien, no existe una receta única de bienestar y, como mencionamos hace un momento, el problema no radica en el tipo de emoción, sino en que cada persona desarrolle las habilidades necesarias desde la infancia que le permitan regularlas para un sano desarrollo y convivencia.

Hoy día, estamos inmersos en un torbellino de estímulos y tener la capacidad de expresar y controlar cómo nos afectan y las emociones que nos generan es fundamental. Aquí te presento cuatro habilidades para la gestión de las emociones:

  1. Percepción, evaluación y expresión de emociones. Es decir, poder identificarlas, reconocer las sensaciones que nos generan y tener la capacidad para expresarlas en el momento oportuno y del modo correcto.

  1. Asimilación o facilitación emocional. Además de identificar las emociones, se requiere la habilidad de orientar nuestros pensamientos y cómo impactan en nuestro actuar, de ahí que sea común que nos digan “no tomes una decisión si estás enojado”.

  1. Comprensión y análisis de las emociones. Es importante saber organizarlas, etiquetarlas en si su impacto es positivo o negativo y las causas que las generan o las previenen.

  1. Regulación emocional. Ser conscientes de que existen y tener la habilidad de moderar las negativas y buscar intensificar las positivas.

Lo ideal es que estas habilidades se aprendan desde la infancia como parte de la educación emocional, empero se pueden trabajar en la etapa adulta, ya que el impacto de una emoción que genera reacciones negativas de forma constante en nuestro cuerpo puede traducirse en alteraciones físicas y/o mentales.

Busca un equilibrio entre la salud física y mental, pues están íntimamente relacionadas, por ello si identificas que con frecuencia sientes ansiedad o tristeza, desmotivación, no controlas tus emociones, tienes necesidad de abuso de sustancias como alcohol, tabaco o drogas para “sentirte mejor”, irritabilidad y cambios constantes de humor; es el momento de buscar atención psicológica, que no te dé pena. “Sentir es un privilegio y aprender a identificar y expresar nuestras emociones, nos ayudará a acercarnos a nosotros mismos y a quienes nos rodean”.

Por cierto, ¿cómo te sientes hoy?