“La tecnología es sólo una herramienta. La gente usa las herramientas para mejorar sus vidas” (Tom Clancy, escritor).
Lo cierto es que las tecnologías se han vuelto, más que una herramienta, parte de nuestra vida, al grado de generar nuevas enfermedades como la ya descrita en el número anterior, misma que da título a esta segunda colaboración: Tecnoestrés, enfermedad que como hemos señalado, abarca una serie de trastornos relacionados con la salud mental, como la ansiedad, la adicción y la insatisfacción. De tal manera que ahora la pregunta es, ¿Podemos prevenirla? ¿Existen estrategias prácticas para nuestra vida y organizaciones que ayuden a mitigarla?
Estas y otras preguntas han sido desde hace algunas décadas, la base de varios trabajos de investigación. Como lo sugirieron D.H. Caro y colaboradores en 1985, en su artículo Strategic Management of Technostress. The Chaining of Prometheus, “la contención del este padecimiento, debiera ser algo parecido al encarcelamiento de Prometeo, de lo contrario puede crear estragos en una organización”. Es por ello que las instituciones deberían de tener procesos claramente establecidos para la introducción, difusión y administración de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).
En el ámbito de la medicina, la prevención de las enfermedades es subdividida en tres momentos, con base en la historia natural de cada una de ellas; se denomina prevención primaria a todas a aquellas acciones que se realizan con la finalidad de evitar o retrasar la aparición de la enfermedad; la prevención secundaria es aquella encaminada a la detección oportuna de la enfermedad y control de su progresión; y finalmente la prevención terciaria busca mitigar las secuelas de cualquier enfermedad.
Teniendo como base estos niveles de prevención, las estrategias para la prevención primaria del Tecnoestrés se pueden ubicar en los ámbitos individual y organizacional. Para el nivel individual, se recomienda el control de estresores, lo cual está relacionado con la formación y capacitación, creando una cultura de los beneficios de las TIC, que motive a las personas a buscar la actualización continua, pero además que se utilicen métodos de enseñanza centrados en fortalecer habilidades y destrezas, y no únicamente en incrementar conocimiento.
En cuanto al ámbito organizacional, es importante que las empresas hagan una evaluación de las necesidades de los usuarios y de ellas mismas para que puedan ser empatadas; rediseñen los puestos, de tal manera que los trabajadores se sientan con confianza en el manejo de las TIC, y por último, diseñar estrategias de información y comunicación clara, en donde de manera paulatina, se haga la introducción de las nuevas tecnologías, con la finalidad de que la población tenga oportunidad de irse familiarizando con ellas y no se genere un rechazo de primera instancia, que termine originando estrés.
Otras recomendaciones enfocadas a disminuir el estrés por el uso de las TIC, son: buscar espacios y tiempos para promover la comunicación oral, además de fortalecer las relaciones interpersonales, el intercambio de ideas y el asesoramiento entre pares; hacer conciencia de los beneficios y los vicios de la tecnología tanto en el ámbito laboral como el social, para promover su uso racional.
En el caso de la prevención secundaria se insta a que, como medida de contención del Tecnoestrés en las organizaciones, se incorpore la participación activa del personal en el proceso de transición hacia las nuevas TIC; que los comités de higiene y seguridad estén evaluando de manera continua, o incluso desde un nivel individual señales de Tecnoestrés. Para lo cual incluso ya existen instrumentos como el Cuestionario de Tecnoestrés (Tecnoansiedad y tecnofatiga) por Marisa Salanova, Susana Llorens y Eva Cifre (WoNT Prevenció Psicosocial ©) que de manera sencilla orienta a realizar intervenciones tempranas.
Además, para favorecer este segundo nivel de prevención del Tecnoestrés, la introducción o acercamiento a la utilización de las TIC, debe tomar en consideración un adecuado diseño ergonómico de software y hardware, así como su funcionalidad y flexibilidad.
También se recomienda gestionar espacios y/o tiempos de relajación, los cuales incluso se pueden crear con las mismas TIC, como por ejemplo con Workrave, un programa gratuito que se encuentra en la red como www.workrave.org, el cual, a través de la creación de pausas cortas y frecuentes que aparecen en el monitor del equipo de cómputo, recuerdan al usuario que debe tomar un descanso.
También monitorea la actividad durante el uso de la computadora, promoviendo la prevención de lesiones por esfuerzo repetitivo, las que podrían ser secundarias a la tecnoadicción, además de disminuir la tecnofatiga. Es así como este ejemplo refuerza la idea con la que se inicia este artículo: Sí, la tecnología puede ser una herramienta útil para nuestra vida laboral y social.
En síntesis, las cinco acciones más recomendables para la prevención del Tecnoestrés, en los ámbitos primario, secundario y terciario, según la Maestra Mar Sabadell Bosch, docente de maestría en Prevención de Riesgos Laborales, de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), son las siguientes:
Y, como ya lo dijo el rapero Talib Kweli, “Tienes que aprender a aprovechar la tecnología para poder usarla para cosas positivas sin estar desconectado de la naturaleza”, exhortándonos a no desconectarnos del mundo que nos rodea, dejándonos llevar por la vorágine de las TIC, afectando nuestra salud física, mental y social.
Referencias bibliográficas