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SAS, el inicio de un empresario. ¿Qué sociedad es mejor para tu negocio?

Por: LD. Alhelí Jaelyne Vaca Bautista
Abogada corporativa enfocada en propiedad intelectual y protección a los derechos de autor
jaelyne.vaca@strategamagazine.com

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Muchos de los imperios empresariales que conocemos hoy en día iniciaron de la idea fugaz de satisfacer una necesidad o un mercado inexplorado, Scott Belsky, emprendedor e inversionista americano, decía: “no es sobre las ideas, sino sobre hacer que estas se vuelvan realidad”.

Cuando se comienza un negocio surgen muchas preguntas sobre la mejor forma de empezar, quizás tienes la mejor de las ideas para un emprendimiento, pero si no conoces los beneficios y las obligaciones que te brindan los diferentes tipos de sociedades mercantiles quedarás lejos de iniciar un negocio próspero, y se dará pie a problemas corporativos y/o fiscales.

Es común que el primer tipo de sociedad que te venga a la mente cuando pretendes dar formalidad a tu negocio es constituir una sociedad anónima, acompañarte de accionistas o inversionistas y formar una figura corporativa completa para su función, pero ¿realmente necesitas iniciar con una sociedad de este tipo?

La respuesta es no, es importante analizar la condición y los requerimientos de tu negocio antes de complicarte empezando a integrar una figura societaria, existen muchas oportunidades para los emprendedores que buscan brindar formalidad a sus operaciones, esquemas o regímenes fiscales que otorgan incentivos para fomentar el comercio de las pequeñas empresas, es aquí donde nace la Sociedad de Acciones Simplificadas (SAS).

El 14 de marzo de 2016 se da paso a este tipo de sociedad, a través de la publicación del Diario Oficial de la Federación, en el cual se establece el fundamento legal y la figura jurídica de la Sociedad de Acciones Simplificadas, que se encuentra dirigida a los emprendedores que dan inicio a su vida empresarial.

Para poder constituir una SAS no es necesaria la integración de dos o más socios accionistas, tampoco de la participación de inversionistas, podrá hacerse a partir de una sola persona, pudiendo ser el dueño del emprendimiento por cuenta propia, sin embargo, si bien esta figura brinda beneficios para el inicio de su vida empresarial, cabe recordar que está orientada a fomentar el crecimiento del empresario y de su negocio, es decir, no es una sociedad que podrá operar de la misma forma de manera vitalicia aun cuando el negocio crezca.

Para constituir una SAS será necesario contar con una autorización del uso de denominación, es decir, el permiso de operar bajo el nombre que le sea designado a la sociedad, posteriormente se deberá enunciar un contrato social donde se formule el consentimiento del o los accionistas para su creación, así como los generales de los accionistas y de la sociedad, tales como: domicilio, duración, objeto y administración. Es importante señalar que, para la constitución de la sociedad, no será necesaria la intervención de un Fedatario Público, pues el trámite se realizará en línea ante la Secretaría de Economía.

Sin embargo, una vez que contemos con la sociedad plenamente constituida, deberemos tener en cuenta las limitaciones para poder conservar o aprovechar al máximo esta figura corporativa.

Como se había mencionado antes, este tipo de sociedad presenta restricciones a considerar durante el crecimiento y posicionamiento de la sociedad en el mercado, pues posee un límite de ingresos que es actualizado a finales del ejercicio conforme a diversos factores, estableciendo durante el ejercicio 2023 que la SAS se encontrará topada a un ingreso anual de $6,783,425.40, pues si llegase a superar el monto máximo, deberá iniciar la modificación de su estructura, dando paso a su transformación a otra figura societaria.

Aunado a lo anterior, la persona encargada de la administración o control de una sociedad no podrá formar parte de la SAS, si bien esta sociedad tiene sus pros y contras, la realidad es que brinda facilidades para iniciar un proyecto, impulsando el desarrollo de pequeñas compañías y su establecimiento en el mercado, siendo una mejor opción de formalización para las empresas pequeñas y/o emprendimientos.