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PANORAMA INTERNACIONAL

¿Se atreverá el mundo a utilizar bombas atómicas?

Por: DA. José Ramón Álvarez González
Desarrollador de negocios, especialista en Comercio Exterior y Logística
ramonalvarezslp@gmail.com

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La elección de mantener y emplear armamento nuclear es sumamente importante y está sujeta a un conjunto de aspectos éticos, legales, económicos y políticos en el mundo. Desde la Segunda Guerra Mundial, cuando se utilizaron las únicas bombas atómicas durante el enfrentamiento en Hiroshima y Nagasaki en 1945, ha existido un acuerdo generalizado entre la comunidad internacional para evitar el uso indiscriminado de armas nucleares. Existe un acuerdo internacional destinado a prevenir la proliferación de dichas armas y promover el uso pacífico de la energía nuclear, el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP); aunque muchos países lo firmaron y ratificaron comprometiéndose a no buscar ni poseer este tipo de armamento, otros tantos han desarrollado capacidades nucleares fuera del tratado.

En este contexto se puede confirmar que existe un “club nuclear”, cinco países que oficialmente son parte de tratado, pero que mantienen bombas de energía nuclear, simulando su doble moral: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido; por otra parte, extraoficialmente se conoce que también poseen armas nucleares Israel, India, Pakistán y Corea del Norte. A lo largo de la historia se han presentado tanto usos como intentos de armamento nuclear, Oppenheimer organizó el primer ensayo nuclear en 1945 bajo el nombre Trinity, pero un 6 de agosto del mismo año se lanzó en Hiroshima ­–unos 600 kilómetros al sur de Tokio– una bomba, 70,000 personas murieron en el acto debido a la expulsión de calor y radiación; no obstante, el 9 de agosto se utilizó ç otra bomba en Nagasaki matando a 40,000 personas. Desde aquella fecha las dudas éticas y morales no se hicieron esperar, los periódicos se preguntaron si los norteamericanos debieron usar gases en contra de los japoneses cuestionando si los bombardeos eran necesarios. Del aspecto salud y ambiental mejor ni hablamos, destrucción total y muertes al por mayor.

En fechas recientes, durante 2023 un ministro del gabinete de Benjamín Netanyahu en Israel amenazó con lanzar bombas atómicas sobre Gaza, al igual que la legisladora Revital Gotliv, ¿se atrevieron? No, el mundo no se lo perdonaría a Israel. La respuesta de ciertos países fue tajante, Irán pidió la desnuclearización de Israel; Emiratos Árabes Unidos también rechazó la situación; Arabia Saudita se unió a la lucha en contra del uso de armamento nuclear; a Estados Unidos, a pesar de su doble moral, no le convenía que se utilizaran; Jordania retiró a su embajador; Turquía hizo lo mismo; en Latinoamérica, Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Israel; personajes emblemáticos como Evo Morales han llorado por el hecho de existir una posibilidad de que se usara la bomba, el mismo secretario general de la ONU lloró. Se adhirieron al no uso de la bomba Cuba, Venezuela, Honduras y Sudáfrica. Manifestaciones en diversas naciones, en Estados Unidos, Londres, Berlín, como señal de que el mundo no está de acuerdo con la política de aniquilación con bombas nucleares. La misma China con su diplomacia elegante, ligera y eficaz expresó la negativa para el uso de la bomba nuclear.

México es un país en contra del uso de energía nuclear, como claro ejemplo está el embajador Alfonso García Robles, ganador del premio Nobel de la Paz en 1982, el primer mexicano en recibir este galardón que se otorga a la persona que haya trabajado en favor de la fraternidad de las naciones y, en este caso, su aportación fue el visionario activismo para promover el tratado para la proscripción de las armas nucleares en América Latina, mejor conocido como el Tratado de Tlatelolco, y su compromiso permanente a favor de la desnuclearización del mundo.

Aunque la amenaza de una guerra nuclear no puede eliminarse por completo, la mayoría de los esfuerzos internacionales se centran en la no proliferación y el desarme nuclear. La comunidad mundial generalmente reconoce los peligros inherentes al uso de armas nucleares y trabaja para prevenir su uso mediante tratados, acuerdos y diplomacia. Por lo que se puede afirmar que es definitivo que en el siglo XXI ya ningún país se atreverá a utilizar bombas nucleares, la humanidad no lo soportaría.